Que los ministros entren a la batalla

Que los ministros entren a la batalla

El proceso de integración del gabinete ministerial, fue un ejercicio serio, profundo y disciplinado A ello se abocó el presidente Duque desde el mismo instante en que se confirmó su victoria en la segunda vuelta, el 17 de junio del año pasado. 

Duque, como era su derecho constitucional y político, decidió gobernar con personas de su total confianza, todos con altísimas calificaciones en sus respectivas áreas. En la integración del equipo, primó el criterio técnico, sobre el político.

Han pasado cerca de 8 meses de la posesión de Duque. El gobierno, en este momento, es objeto de una brutal arremetida debidamente urdida en las toldas de la oposición. Al presidente de la República, lo están atacando desde todos los frentes. 

Resulta evidente que la oposición, esa misma que perdió en las urnas, está instrumentalizando políticamente situaciones como la de la denominada mingaindígena. Petro, que está concentrado en la promoción e incitación del desorden, se ha encargado de envenenar el ambiente, manipulando a los indígenas e impidiendo cualquier posibilidad de solución con ellos.

La oposición no está pensando en el país, sino en sus propios intereses. Es el caso de Vargas Lleras, uno de los mayores beneficiarios de la corrupción del gobierno de Santos y que ahora, con toda la hipocresía, intenta dar lecciones de ética política. 

Como lo dijo el presidente Duque en la campaña: Vargas era el copiloto de un avión que iba en picada y que en vez de hacer algo para impedir la hecatombe, se quedó dormido. 

Durante la vicepresidencia de Vargas, Colombia se llenó de cultivos de coca. Durante la vicepresidencia de Vargas, la corrupción política creció exponencialmente. Durante la vicepresidencia de Vargas, se selló el pacto de impunidad con la banda terrorista de las Farc.

Y el país, que no es ingenuo, lo castigó ejemplarmente en las elecciones del año pasado. Lo cierto es que Vargas Lleras -que era uno de los candidatos continuistas de Santos- fue literalmente aplastado. Sacó un resultado miserable en la primera vuelta: únicamente 1.4 millones de personas votaron por él. 

En 2010, cuando aspiró por primera vez a la presidencia, sacó 70 mil votos más que en 2018. Y eso que durante el gobierno de Santos, Vargas fue el encargado de repartir -con criterio politiquero- las casas gratis y de liderar -también con criterio politiquero- todas las obras de infraestructura.

De nada le sirvió al exvicepresidente santista las toneladas de mermeladade concreto que su partido, Cambio Radical, recibió entre 2010 y 2018. 

Y ahora, esos mismos que introdujeron a Colombia en el fango, que volvieron trizas nuestra economía, que destruyeron nuestra democracia, que corrompieron a la República y que desconocieron el resultado de plebiscito, están buscando la manera, valiéndose de toda suerte de maniobras cochinas, de hacer imposible la gestión del gobierno duquista. 

No contentos con haberse robado el plebiscito, ahora quieren robarse el gobierno, bloqueándolo y promoviendo “movilizaciones” cuyo objeto no es el de la reivindicación de derechos sociales, sino el de estimular el caos y poner en jaque al presidente de la República. Esto es algo nunca antes visto: los que perdieron las elecciones, alevosamente quieren obligar al que les ganó a que gobierne con el programa que fue derrotado.  

Ante aquel escenario, los ministros deben entender que ellos están en sus cargos, ante todo, para hacer una defensa política de la administración para la que trabajan. No pueden ser inferiores a la confianza que el presidente Duque ha depositado en ellos.

Conduele ver a muchos de los miembros del gabinete, totalmente alejados, sin ponerle el pecho a la situación y reacios a asumir con entereza y verticalidad la defensa del gobierno.

Con muy contadas excepciones -entre ellas la del canciller Carlos Holmes Trujillo, de lejos el mejor funcionario del gobierno nacional-, los ministros han pasado de agache. 

El país, pero sobre todo el presidente Duque, necesitan que los señores ministros dejen la comodidad de sus despachos y enfrenten con fortaleza y verticalidad el debate sucio que la oposición está planteando.  

@IrreverentesCol

Publicado: abril 3 de 2019 

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