Francisco José Tamayo Collins: Que Dios nos coja confesados

No sigamos con el juego inútil de la política vacía. Este año, debemos mirar con mucha prudencia el tema económico.

Las familias olvidadas, la droga que destruye vidas en la calle, el poder de los ciudadanos por encima del mundo politiquero, las posibilidades de crear riqueza para la gente, desde y en Estados Unidos; unas relaciones internacionales con un perfil directo, que se traducen en menos discursos y más realidades; renegociación de tratados comerciales; lucha frontal contra el terrorismo de los extremistas islámicos y sendos ataques a todo lo que huela a izquierda. En resumen, con Trump estrenamos cuaderno y estamos ante un nuevo tablero para todos. Que Dios nos coja confesados.

No sé qué estén pensando las Farc, tampoco imagino lo que debe estar cruzando por la cabeza de los impulsores de la “paz”. Sólo sé que el nuevo presidente de los Estados Unidos es un hombre que busca resultados y que tiene sus metas muy claras. Colombia está en su dossier, al igual que Venezuela y Cuba. Todo dará un giro de 180 grados. Es lo único que debemos tener presente. Estemos preparados para una diplomacia feroz contra el narcotráfico y la parafernalia del Foro de Sao Paulo, bastión neocomunista de nuestro hemisferio.

Pero más allá de los acontecimientos de Estados Unidos, urge preocuparnos por nuestra agenda local. No sigamos con el juego inútil de la política vacía. Este año, debemos mirar con mucha prudencia el tema económico. Ese es el punto. Que no sea tarde, porque estamos próximos a vivir un estallido social. De ello no me cabe ninguna duda. La situación es asfixiante para miles de familias, que en silencio cuentan moneditas, mientras ven crecer sus tarifas de servicios públicos y los costos del hogar. Es un atropello: ¡los precios colombianos son un escándalo!

En este nuevo año, al parecer, no hay espacio para la clase media ni para los empresarios de nuestro país, dos sectores de la población que el gobierno Santos desea aniquilar, vía impuestos. Sólo basta recordar que los primeros sectores sociales atacados por Chávez fueron los que acabamos de mencionar, para afirmar que el camino venezolano lo estamos empezando a seguir al pie de la letra.

Con todo respeto: ¿Será que la gente no tiene derecho a emprender una empresa, porque la carga tributaria aplasta los sueños de cualquier ciudadano que desee crear un escenario económico independiente? ¿Por qué atacan a los hombres y mujeres emprendedores, con más impuestos, en lugar de atacar la corrupción de la clase política?

Que no sigan “dorando la píldora”, porque la gente está berraca, y necesita ser tratada con decoro. El abuso del poder del actual gobierno se convertirá en un boomerang; mucho más ahora, que se les acabó la mermelada.

@tamayocollins

Publicado: enero 25 de 2017