El desespero de los áulicos de las Farc se puso en evidencia en el mismo instante en que el presidente Duque anunció que objetaría 6 artículos de la polémica ley estatutaria de la denominada jurisdicción especial de paz, JEP.
Los argumentos esgrimidos por el presidente Duque son absolutamente incontrovertibles. Lo objetado tiene el propósito de perfeccionar el acuerdo con los terroristas de las Farc, pero sobre todo proteger los derechos de las víctimas.
Tan grande es el compromiso de los fallidos negociadores de Santos que han llegado al extremo inaudito de aseverar que el propósito del gobierno de asegurar que los terroristas reparen a las víctimas con su dinero y propiedades, es un atentado contra la paz.
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¿Quién en sus cabales puede creer que se incumple un acuerdo de paz al buscar que los violadores de niños no sean premiados con alivios penales? En cabeza de nadie cabe la hipótesis de que la esclavización sexual de niños es un acto “relacionado con el conflicto armado”.
¿Acaso es un menoscabo a la paz, garantizar que los desmovilizados que sigan delinquiendo después de la firma del acuerdo pierdan los beneficios jurídicos?
En medio del alboroto, se ha dicho de todo. La extrema izquierda, que pensaba que la impunidad para las Farc se iba a mantener incólume, reaccionó con agresividad. Iván Cepeda, senador comunista e inocultablemente cercano a las Farc, fue el más desafiante al plantear una “oposición contundente” a la decisión legítima del presidente Iván Duque de hacer las objeciones que hoy el país aplaude y respalda.
Sin lugar a dudas, una de las mentiras más agresivas que se ha dicho, provino de la exasesora de paz del gobierno de Santos -y en consecuencia coautora del acuerdo de impunidad de las Farc- Juanita Goebertus, hoy representante a la Cámara por el partido Verde y activa promotora de la candidatura a la alcaldía de Bogotá de Claudia Nayibe López.
Goebertus, con toda la desfachatez ha dicho que el presidente Duque violó la constitución por haber “objetado una sentencia de la corte constitucional”. Ella miente y sabe que lo hace.
Al escritorio del presidente de la República llegó el texto de una ley aprobada por el Congreso. Es copiosa la jurisprudencia constitucional que pondera y respalda el derecho constitucional del Ejecutivo de objetar leyes por inconveniencia. Aquella es una bella manifestación del ejercicio de los contrapesos de la democracia.
La señora Goebertus, que posa de experta, debería buscar argumentos serios y no caer en el estilo canalla de su madrina política, Nayibe López, quien acostumbra mentir, calumniar y engañar cuando sus posiciones políticas son débiles.
Las objeciones esbozadas por el presidente Duque no son un capricho. Todo lo contrario: son la más pura expresión del cumplimiento de una promesa esgrimida cuando era candidato del Centro Democrático a la primera magistratura de la Nación.
Nadie tiene por qué mostrarse sorprendido con el anuncio del gobernante de los colombianos. Durante toda la campaña presidencial, aseguró que frente al acuerdo con los terroristas de las Farc, no habría “ni trizas ni risas”.
Lo registrado en las últimas horas es preciso: se mantuvo más del 95% de la ley estatutaria y los cambios propuestos por el presidente de la República, apenas 6, son más que necesarios, justamente para hacer estable y duradera la pretendida paz que supuestamente suscribió Santos con Timochenkoy sus secuaces.
Le corresponderá al Congreso de la República hacer exhibición de grandeza y entender que el país aplaude y respalda la decisión del presidente Duque.
La mayoría que votó en contra del acuerdo con ocasión del plebiscito de octubre de 2016, fue la misma que se impuso en las elecciones presidenciales del año pasado. Los gobernantes y sus representantes deben cumplir con el anhelo de las mayorías; esa es la naturaleza de la democracia. El acuerdo con las Farc fue un pacto de minorías, impuesto a la brava, promovido con ríos de dinero del erario, pero siempre en contravía del sentir popular.
Lo que ha hecho el presidente Duque una manifestación de alguien que le está cumpliendo a los más de 10 millones de ciudadanos que en junio del año pasado creyeron en lo que él, como candidato, propuso y prometió.
Publicado: marzo 11 de 2019
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