Un posconflicto económicamente incierto

Un posconflicto económicamente incierto

Análisis de Camilo Rubiano

La semana que pasó, el gobierno y las Farc dieron por concluidas las negociaciones en La Habana, un hecho que el Presidente lo denominó como el fin de la guerra y el comienzo de una nueva era llena de esperanza y desarrollo para el país, esta etapa es la que los expertos y el mismo gobierno denominan como posconflicto.

Según el Presidente y su ministro de Hacienda, la firma de los acuerdos, detona un ciclo de crecimiento económico, con un cambio en la estructura económica del país, donde habrá mayor inversión extranjera y un crecimiento en la productividad del campo colombiano.

Para que el posconflicto se desarrolle de una manera adecuada se tendrán que realizar un gran número de inversiones, por ejemplo, Fedesarrollo calcula que el costo del posconflicto en 10 años sería de 80 billones de pesos, el Bank of América y JP Morgan hablan  que en un escenario modesto el gasto por año sería de cerca del 1% del PIB del país, algo así como 9 billones de pesos.

Esto nos genera una gran pregunta ¿De dónde van a salir los recursos para el Post Conflicto? Según el ministro Cárdenas, en una intervención que hizo el 25 de marzo de 2015 en el marco del Foro del Consejo Profesional Económico «el posconflicto se pagaría solo, porque con paz vamos a crecer mas rápido y ese mayor crecimiento nos va a generar los recursos para pagar esas inversiones».

Pero el entorno económico del país dice lo contrario, la meta de crecimiento para este año, los expertos la calculan entre el 2.3% y 2.5%, muy por debajo de lo presupuestado por el Gobierno. El déficit fiscal  del país es de 4% del PIB, algo así como 33 billones de pesos y el endeudamiento pesa un 43%  en el PIB, sin tener en cuenta las vigencias futuras. Una situación bastante compleja de la que no se sabe cuál va a ser la fórmula mágica del gobierno para invertir en los sectores claves  del post conflicto.

Uno de los sectores claves es la seguridad, ya que en los procesos de desmovilización masiva, la capacidad operativa de la Fuerza Pública debe ser perfecta para enfrentar los problemas que traen estos procesos. Un ejemplo de esto fue lo que ocurrió en El Salvador, donde no hubo mayor atención a ese sector y esto desencadenó en el incremento de pandillas ciudadanas que hoy conocemos como las Maras. Pero por lo visto, en el presupuesto del 2017 el gobierno no le presta atención a estos ejemplos ya que  no se están apropiando los recursos necesarios para enfrentar estos problemas, todo lo contrario, la partida de inversión la redujo un 56% comparado con el presupuesto del año 2015.

Otro sector que el mismo Gobierno ha denominado clave en los tiempos del posconflicto, es el campo. Según el Informe de la Misión Rural se requiere una inversión de cerca del 1% del PIB por año para cerrar las brechas de inequidad que existen. El mismo informe concluye que para atender las demandas de los más de 12 millones de colombianos que viven en la ruralidad, se requiere de 195 billones de pesos entre los años 2016 y 2030, algo así como 13 billones de pesos por año, lo que no se refleja en el presupuesto presentado por el gobierno para el 2017, ya que la partida de inversión la reduce en un 57% comparado con el presupuesto del año 2015, dejando en pésimas condiciones esa gran autopista del posconflicto.

Ojalá no sea tarde para que el Gobierno acepte la inviabilidad económica del post conflicto y no sea que posteriormente le pase la cuenta de cobro a todos los colombianos .

@camilorubianobe