Laureano Tirado: Pobre Colombia

Cada vez se confirma más que Colombia es un país de cafres, un país sin memoria, que todo le pasa, para que todo siga igual.

El expresidente César Gaviria Trujillo y su ministro del gobierno Humberto de La Calle Lombana nos vendieron la Constituyente de 1991 como la panacea de la paz y el reencuentro de la sociedad colombiana: hoy 26 años después, sin sonrojarse, la volvieron trizas, simplemente por congraciarse con las Farc. La Constitución de 1991 dejó dos elementos corruptores y que todos, “hasta ahora se acaban de enterar”. Es pecaminoso, absurdo y contra toda norma, que los magistrados de las altas Cortes tengan períodos tan cortos de 8 años, y fuera de ello, que tengan que hacer campaña para ser ternados y elegidos. Acá se institucionalizó la puerta giratoria de “yo te elijo, tú me elige” y todos nos ayudamos y todos en absoluto cerramos los ojos.  Con el cuento pueril que la cooptación no era buena para la justicia se estableció por ejemplo que los magistrados de la Corte Constitucional serán elegidos en ternas del Presidente de la República por parte del Senado de la República, o que sean ternados por la Corte Suprema de Justicia. Absurdo total.

Un jurista que aspire a ser ternado debe hacer campaña para lograr ser nominado, luego hacer campaña para ser elegido y finalmente hacer campaña para que uno de sus más cercanos ocupe su vacante, entonces, ¿a qué hora trabaja? Basta con recordar que el Consejo de Estado le puso punto final al roscograma al declarar nula la elección del magistrado Francisco Ricaurte, quien había ocupado un escaño en la Corte Suprema de Justicia y luego de ello logró ser elegido magistrado del Consejo Superior de la Judicatura; y oh curioso, el mismo magistrado que posaba de opositor al gobierno de turno, que no permitía que se eligiera fiscal general de la Nación, y a quien el Consejo de Estado le anuló su elección, hoy está en el ojo del huracán por posibles actos de corrupción. En ataño, llegar a la magistratura era el sueño de todo abogado, hoy es la gran vergüenza del país, ya que se ha utilizado esa alta dignidad, para todo, menos para impartir justicia. Por ello, urge que los magistrados de las altas Cortes sean de período de retiro forzoso (como antes existía), sumado a ello, le devolveríamos la seguridad jurídica al país.

Otro asunto corruptor que nos debe llamar a la reflexión es la circunscripción nacional para senadores, lo que a la postre ha encarecido la política y puesto en aprietos a muchos aspirantes. Es absurdo que para ser elegido se requiera como mínimo hacer campaña en cinco departamentos, llevar candidatos en igual número de departamentos y afianzar la campaña en la capital de la República. Por ello, no es de extrañar que en círculos privados comente que una campaña a dicha dignidad puede superar los diez mil millones de pesos.

En Colombia ya nada nos asombra, todo se vuelve mediático. Basta con traer a colación el presidente del 8.000 que fue elegido con dineros del narcotráfico y se excusó con el argumento pueril de “todo fue a mis espaldas”. Al actual inquilino de Palacio se le viene el huracán de Odebrech y salió campante a señalar que “me acabo de enterar”, ya que, en nombre de la paz, todo se le permite, todo se le acepta y todo se le perdona. En Colombia no se necesitan más normas ni mejores disposiciones, sino que las que están vigentes se cumplan, y si así fuera, el Presidente Santos ya hubiese perdido el puesto, tal y como lo ordena el artículo 109 de la Constitución Política de Colombia. Pero acá todo pasa, para que todo siga igual.

La próxima contienda electoral se debe basar en el rescate de los principios, de los valores y las buenas costumbres, y no aquellos que utilizan la moral, simplemente para satanizar a quienes piensan diferente. Finalmente, a nuestro recuerdo viene que hace veinte años en Venezuela se vivió una situación similar a la que vive hoy la sociedad colombiana, donde la ciudadanía perdió la confianza en sus dirigentes y optaron por elegir a Hugo Chavez creyendo en sus promesas populistas y discurso contra la institucionalidad: el resultado todos lo conocemos. Colombia peregrina por los caminos desandados por Venezuela. Advertidos estamos.

@LaureanoTirado

Publicado: agosto 21 de 2017