La prensa liberal, que durante décadas ha sido cómplice de Ernesto Samper, se ha volcado a señalar a Andrés Pastrana por haber, según ellos, “ocultado” la que sin lugar a dudas es la prueba reina de la narcofinanciación de la campaña presidencial de 1994.
La afirmación carece de sustento y es huérfana de veracidad. Pastrana hace mucho tiempo reveló la carta en la que los hermanos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela confesaron que Samper sí sabía de los ingresos de la mafia a las cuentas de su campaña. Lo curioso es que, a pesar de que dicha misiva es pública desde hace tantos años, hasta ahora haya algunos “sorprendidos” con la existencia de la misma.
Hay que decirlo: Samper ha podido pasar impune de sus delitos gracias a la justicia corrupta y a un sector del periodismo criollo que se ha prestado para ocultar y desviar la verdad de sus fechorías.
Nuca será tarde para juzgar, así sea históricamente, a Ernesto Samper. En su momento, él se encargó de comprar a los congresistas que tuvieron en sus manos el proceso 8000 y que con total desvergüenza ordenaron la preclusión del mismo. El representante investigador, un sujeto de ingratísima recordación: Heyne Sorge Mogollón es, hoy por hoy, uno de los hombres más ricos de Córdoba. ¿Fina atención del gobierno de Samper?
Es importante que lea La prueba reina contra Samper
Samper es un delincuente y un cínico. En vez de ponerle la cara al país que él gobernó durante 4 años para explicar la carta de los hermanos Rodríguez Orejuela, se concentró en atacar al mensajero de la misma, el también expresidente Andrés Pastrana, señalándolo por su vieja amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein. Una cosa no tiene relación con la otra. Si Pastrana debe explicar algo en relación con Epstein, que lo haga, pero eso no exime a Samper de asumir la responsabilidad por el contenido inequívoco del documento suscrito hace 21 años por los capos Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela quienes, por demás, deberían ser llamados por la comisión de la verdad para que, de viva voz, digan todo lo que conocen sobre muchos temas relacionados con la violencia nacional en los últimos 40 años, entre ellos el magnicidio del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado.
Por el bien de nuestra democracia la justicia no puede continuar esperando a que los determinadores de ese crimen sigan muriendo de viejos sin responder penalmente, como sucedió con Horacio Serpa cuyo llamado a indagatoria jamás pudo materializarse.
En una cárcel del norte de Florida, se encuentra recluido el capo Ramón Quintero Sanclemente, alias RQ. Ese delincuente, en múltiples ocasiones, ha dicho que tiene información valiosa que está en disposición de aportarles a las autoridades colombianas. ¿Por qué no se ha llevado a cabo dicha diligencia? Es claro el compromiso del fiscal Barbosa de impulsar esa investigación que desde siempre ha estado durmiendo en los anaqueles de la fiscalía. El proceso, está en manos de una fiscal seria y comprometida con la justicia, como efectivamente es la doctora Elba Beatriz Silva.
Son muchos los episodios sórdidos en los que el nombre de Ernesto Samper aparece involucrado. Asesinatos como el de la mafiosa Elizabeth Montoya de Sarria, alias La monita retrechera, jamás fueron esclarecidos.
El tapen-tapen del proceso 8000 si bien le sirvió a Samper para mantenerse en el poder, le hizo un daño brutal a las estructuras democráticas colombianas. Desde el instante en que la dignidad de la República le fue pignorada a la mafia, la democracia quedó herida de muerte. Buena parte de los problemas que hoy padece nuestro país tienen una misma génesis: el proceso 8000. Y ese episodio horrible de la historia tiene un responsable único: Ernesto Samper Pizano.
Publicado: septiembre 7 de 2021
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