Nos quieren silenciar

Nos quieren silenciar

Silenciar al adversario político utilizando la calumnia se está convirtiendo en el deporte preferido de los que carecen de argumentos serios para debatir. Basta entrar a cualquiera de las redes sociales en las que se tratan temas políticos como Twitter y Facebook para constatar esto. Yo, que no soy figura pública, pero que sí expreso mis opiniones a través de mis columnas de opinión y de mi cuenta en Twitter fui y sigo siendo víctima – a través de la réplica –  de esta deleznable práctica. Afortunadamente la persona que de manera irresponsable me calumnió, se retractó ante la inminencia de una denuncia penal que había decidido instaurarle junto a mi abogado Abelardo De la Espriella. Lamentablemente esa retractación fue insuficiente porque como dicen: resarcir la honra de una persona es como lanzar un costado de plumas al aire y después pretender recoger cada una de esas plumas.

Lo que me hizo el señor Miguel Alejandro Morelo Hoyos, mi difamador que en Twitter aparecía como @morelo_hoyos y hoy como @zenusoy, palidece en comparación con lo que le hacen a diario a Álvaro Uribe Vélez y a otros miembros del uribismo. Desde que él se opuso al proceso Santos-Farc la izquierda, muy al estilo de los principios de propaganda Nazi de Goebbels y siguiendo al pie de la letra su principio de la orquestación, se dedicaron a repetir las mentiras incansablemente con la esperanza de que se volvieran verdades en el imaginario nacional.  Personajes de la vida política y personas del común atacan a Uribe en redes impunemente a diario. Esta semana trascendió a la opinión pública uno de esos ataques que provino de un colombiano residente en Estados Unidos llamado Beto Coral. Este colombiano del que poco conozco sacó un video acusando a Uribe de ser el comandante máximo de las águilas negras (???), de atacar el proceso de paz mediante su corazón acabando con los líderes sociales y acabando con las personas que se atreven a denunciarlo y remató su video diciendo que todos los uribistas son un combo de malas personas cómplices de criminales.  Después de lanzar esa serie de acusaciones generadoras de odios peligrosos sobre todo en un país como el nuestro, Coral dijo:

“La que no tiene idea donde está parada eres tú. La primera enmienda es la libertad de expresión, es la primera de las diez enmiendas de la Carta de Derechos de la constitución de Estados Unidos. La difamación no es una felonia, es contravencional. No estamos en Colombia (carita feliz).” (sic).  

Por sus palabras parecería que el señor Coral verdaderamente cree que lanzar acusaciones sin fundamento constituye libertad de expresión. Cuando la realidad es que la libertad de expresión, como todo derecho, termina donde comienza el derecho de los demás. En este caso ese derecho está amparado por el artículo 15 de la Constitución Nacional y su afectación tiene consecuencias establecidas en nuestra normatividad penal.  El señor Coral tal vez pensó que por residir en los Estados Unidos podía liberarse de toda responsabilidad. El hecho es que en Estados Unidos el procedimiento le ofrece aun más garantías al denunciante ya que la retractación no lo exime de su responsabilidad legal, como bien dijo el abogado Franco en una entrevista con Julio Sánchez Cristo en la W. Mientras que en Colombia, si la persona que calumnia se retracta, el juez simplemente no admite la demanda. Inclusive dentro del proceso tiene varias instancias en las que puede retractarse y quedar exento de responsabilidad. Otro punto en contra del señor Coral es que la tasación de la indemnización en los Estados Unidos es costosa y ni hablar los costos de la representación legal que pueden endeudar a personas de por vida.

Así como tratan de callar a Álvaro Uribe lo han hecho con personas como Abelardo de la Espriella al que le montaron una noticia falsa relacionada con el controvertido David Murcia Guzmán, el cerebro de DMG. Como en un frenesí, muchos irresponsables replicaron la falsa noticia publicada en un portal pirata incluyendo al periodista Julián F. Martínez el que se vio obligado a escribir una retractación. ¿No les parece increíble que un periodista olvide su obligación de constatar la veracidad de lo que publica? En este punto de la historia ya nada aterra porque el afán es el de silenciar a las personas que tienen una postura política distinta y qué mejor manera que tejer un manto de duda en su imagen.

Esperemos que en Colombia, como democracia que es, podamos volver al debate inteligente y con argumentos sin necesidad de recurrir a prácticas bajas como la de Cielo Rusinque, activista de izquierda, y Enrique Santos Molano, columnista de El Tiempo, que pensaron que escribiendo que Uribe es un paraco nos iban a callar.

@ANIABELLO_R

Publicado: junio 28 de 2019

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