El estremecedor testimonio de Luz Fary Palomar, pone en evidencia le nivel de sadismo del jefe terrorista y narcotraficante alias Timochenko.
Esa pobre y desvalida mujer fue reclutada forzosamente cuando tenía 13 años de edad. Contra su voluntad fue llevada al campamento desde donde delinquía el jefe máximo de la estructura criminal Farc: “Cuando distinguí a Timochenko no tenía el mando que tiene ahora y en ese tiempo fui abusada por él. Tenía 13 años. Fue lo más duro. No podía decir nada porque allá donde uno abra la boca, le hacen consejo de guerra y lo matan”.
En criterio de la CPI, la esclavitud sexual es un crimen de lesa humanidad que en ningún caso puede ser amnistiado ni indultado. A pesar de ello, la corte constitucional en reciente decisión, consideró que los abusos sexuales, el reclutamiento de menores y demás delitos cometidos por los sádicos de las Farc contra los niños colombianos, deben ser sometidos a un tratamiento alternativo y, en consecuencia, benigno, tal y como está contemplado en la JEP, tribunal que seguramente impondrá sanciones irrisorias que en nada se compadecen con la gravedad de los crímenes cometidos.
Luz Fary también fue víctima del genocida alias El Paisa, hoy prófugo de la justicia en compañía del narcotraficante Iván Márquez.
Según su estremecedor relato, El Paisa la violó repetidamente. Luego de embarazarla, la obligó a abortar. Así mismo, la amenazó con asesinarla a ella y a su mamá si denunciaba esa violación. “El paisa me mandó a hacer un aborto, no me lo pudieron hacer y me salió un bebé especial. Dijo que si salía un niño mongólico, lo mataba”, narró la víctima de esos abusos.
El deber ser de una sociedad es el de proteger a las víctimas, pero en Colombia, por cuenta del arreglo desequilibrado entre Santos y los genocidas de las Farc, los perpetradores de los peores crímenes serán tratados con benevolencia inaudita, como es el caso de los violadores de Luz Fary Palomar, los cabecillas de esa guerrilla narcotraficante, alias Timochenko y alias El paisa.
En criterio de muchos expertos, la no aplicación de justicia real y efectiva en crímenes atroces, abre la puerta para que la CPI entre a observar esos casos de impunidad. Tarde o temprano los responsables de las atrocidades deberán pagar por sus crímenes. Una sociedad se reconcilia cuando los autores de los abusos son castigados, no cuando son premiados con el dulce de la impunidad.
Los cabecillas de las Farc cometieron los peores crímenes y deben ser sancionados y convertidos en dirigentes políticos, como si ellos fueran actores legítimos de la democracia.
Los abusos de que fue víctima Luz Fary Palomar no pueden quedar impunes. La sociedad debe exigir que Timochenko y El Paisa reciban el castigo que merecen.
Publicado: agosto 29 de 2018
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