Corría el año 2007, cuando el país conoció unas indignantes fotografías de la entonces senadora Piedad Córdoba, sonriente y abrazando a los narcotraficantes Iván Márquez, Jesús Sántrich y Rodrigo Granda.
Los delincuentes, le hicieron entrega de un ramo de rosas rojas y, según su propia narración, ella “le quitó la boina a uno de ellos mamándoles gallo, charlando y distencionando (sic) el ambiente”.
Nadie puede creer que entre Piedad Córdoba y las Farc, particularmente con Márquez, Sántrich y Raúl Reyes, existieran tensiones de cualquier naturaleza. Sus intervenciones hacia ellos, siempre han estado cargadas de elogios que ponen en evidencia su admiración y camaradería con los delincuentes que hoy hacen parte de la lista de objetivos de alto valor de las autoridades antinarcóticos y judiciales de los Estados Unidos.
En septiembre de 2007, se conoció un video de Córdoba ingresando a uno de los campamentos de Raúl Reyes. El saludo, con besos y abrazos, despejó cualquier duda que pudiera existir respecto del maridaje de la exparlamentaria con los terroristas de las Farc.
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La discusión sobre la cercanía política e ideológica de Piedad Córdoba y las Farc, no tiene discusión ninguna, a pesar de que al interior de la organización terrorista la vieran como una mujer oportunista, tal y como se pudo constatar en algunos de los documentos que estaban en el computador de Raúl Reyes.
¿Hasta qué punto Piedad Córdoba estuvo involucrada o se benefició de las actividades ilegales del régimen chavista?
Monómeros es una de las fábricas más importantes de la ciudad de Barranquilla. Fue fundada en los años 60 por los gobiernos de Colombia y Venezuela. Chávez, la vio como un instrumento para financiar las operaciones expansionistas de su desquiciada revolución bolivariana, convirtiendo a la empresa en una fuente desde la que emanó el pago de sobornos de personas afectas a su régimen.
En su momento, se conoció un giro de más de $130 mil dólares que le hizo la tesorería de Monómeros a Piedad Córdoba. Ante la evidencia, ella dio una explicación muy poco convincente: que aquel dinero fue girado con el propósito de financiar las labores relacionadas con el acuerdo humanitario, actividad en la que ella participó muy activamente.
El general prófugo Hugo El Pollo Carvajal, quien está negociando su entrega a la DEA, era a Chávez lo que Vladimiro Montesinos era a Alberto Fujimori en el Perú.
Él tiene información que confirma el papel que jugaron distintas personas que estuvieron al servicio del chavismo, entre ellas la señora Piedad Córdoba quien después de la muerte de Hugo Chávez, continuó al servicio de la satrapía encabezada por los capos Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Vladimir Padrino.
Piedad Córdoba durante el entierro del dictador Hugo Chávez
En julio del año pasado, tuvo lugar la reunión del denominado Foro de São Paulo en la ciudad de Caracas. El anfitrión del evento, era el narcotraficante Diosdado Cabello -por cuya cabeza se ofrecen $10 millones de dólares-.
En el encuentro, Piedad Córdoba ocupó un lugar destacadísimo. Sus intervenciones no escatimaron cumplidos hacia la narcodictadura. Cuando las democracias del mundo entero le daban la espalda al régimen de Maduro, Córdoba pronunció un discurso en el que exaltó a la denominada revolución bolivariana -que se ha sabido, es un cartel del narcotráfico- diciendo que “la revolución bolivariana es una revolución del amor, revolución de la esperanza, revolución de la equidad, revolución de la justicia, y por eso, con absoluta certeza, con esa paciencia y humildad que caracteriza al presidente Maduro, con su inteligencia… Por eso, es un lujo tener a Nicolás Maduro de presidente, es un lujo tener a la primera combatiente [Cilia Flores], es un lujo tener a toda esta pléyade de mujeres… Y por eso hoy, presidente Maduro, he venido a decirle hoy, en nombre de las colombianas y los colombianos, que cuente con nosotros, que nuestro agradecimiento es imperecedero, que nuestro compromiso no va a fallar”.
La Córdoba, cerró su discurso lanzándole vivas a Maduro, “presidente de Venezuela, gústele al que le guste”. Luego, en otra de sus intervenciones, no dudó en afirmar que “yo conozco a Nicolás [Maduro] es mi hermano y mi hermano espiritual además”.
También hubo lisonjas para el otro cabecilla del cartel de los soles, Diosdado Cabello,: “A este lo quiero como un putas, le ha tocado duro, pero seguimos ahí, porque ¿saben qué somos? Un cariño verdadero”.
No la tiene fácil Piedad Córdoba. Hace muchos años, ella cruzó la línea de la admiración a un proyecto ideológico, para convertirse en parte orgánica del mismo. El problema es que, de acuerdo con las evidencias que tiene la justicia de los Estados Unidos, el chavismo no era un partido político legítimo sino un peligroso y poderoso cartel del narcotráfico. Solo el tiempo dirá -con base en las delaciones que ya se están recibiendo en los Estados Unidos-, hasta dónde estuvo involucrada la exsenadora colombiana.
Publicado: abril 2 de 2020
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