La mansa paloma

La mansa paloma

Piedad Córdoba, que pedía el derrocamiento del presidente Uribe, ahora posa de diplomática frente a la dictadura comunista de Maduro.

Piedad Córdoba, conocida de autos por sus cuestionables e ilegales vínculos con los terroristas de las Farc y quien era conocida en las filas del terrorismo con el alias de Teodora Bolívar, ha empezado a recoger firmas para presentarse como candidata a la presidencia de la República, en las elecciones del año entrante.

Córdoba, con tono vehemente, alega que ella no es de las Farc, cuando hay en su contra suficientes evidencias y testimonios que la desmienten.

En 2012, un guerrillero desmovilizado del frente 15 de las Farc y que fungía como escolta del jefe terrorista, alias Tirofijo, declaró en un tribunal de Justicia y Paz que en 2001, Piedad Córdoba, siendo senadora de la República, estuvo en una fiesta organizada por el cabecilla máximo de las Farc en la antigua zona de distensión decretada por el hoy expresidente Andrés Pastrana.

En palabras del guerrillero Norberto Uribe, Piedad Córdoba estuvo en dicho convite, amenizado por el guerrillero Julián Conrado, alias El cantante, sin conocimiento ni autorización del gobierno de entonces. Aquella denuncia nunca fue investigada por la justicia.

Cuando Colombia entera se volcó a las calles a comienzos de 2008, para marchar en contra de la barbarie de las Farc, en una manifestación que llenó las calles de todo el país, Piedad Córdoba, desde Venezuela, descalificó la demostración ciudadana alegando que se trataba de “una marcha de odio, de racismo, de exclusión. Ese tipo de cosas tienen que resbalarnos, porque son 60 años de guerra que tenemos que rechazar…”.

Cuando la Fuerza Pública colombiana dio de baja al jefe terrorista de las Farc, alias Raúl Reyes, aliados de esa guerrilla como Hugo Chávez reaccionaron iracundos. A través de una alocución televisada, Chávez dijo que aquello fue “un asesinato cobarde fríamente calculado por la oligarquía colombiana… Nosotros rendimos tributo a un buen revolucionario que fue Raúl Reyes”.

Piedad Córdoba no se quedó atrás en los elogios póstumos al jefe terrorista, responsable del secuestro de miles de colombianos. Muy compungida, dijo que “el asesinato de Raúl Reyes fue un disparo artero al acuerdo humanitario. El país se va a tener que acostumbrar a ver muchas fotos mías como en las que aparezco junto a Raúl…”.

Mucho se ha escrito sobre el abundante material probatorio que fue hallado en el computador de Raúl Reyes en el que se devela el talante de Piedad Córdoba. En uno de esos correos, en los que supuestamente ella estaba abogando por la libertad de la excandidata presidencial, Íngrid Betancourt, aparece una sugerencia inhumana y descarnada.

En efecto, el terrorista alias César le envió una comunicación a Raúl Reyes en la que recoge una sugerencia de Piedad Córdoba respecto de Íngrid Betancourt: “La senadora Piedad Córdoba cree que hay que soltar algo y entregárselo a Chávez en la frontera, y que no sea Íngrid. Dice además que Íngrid está flaca, pero que siempre fue flaca y que no se va a morir de eso”.

Los vínculos de Piedad Córdoba con el régimen tiránico venezolano son evidentes. Ella es, de lejos, la más fiel exponente de la macabra doctrina conocida como el socialismo del siglo XXI.

Hace un par de años, en la ciudad de Caracas, participó en un foro sobre “neoliberalismo y Derechos Humanos”, en el que aseguró que “el socialismo es la vía para reivindicar al pueblo”, a la vez que enfatizó que “el neoliberalismo, como parte del capitalismo, chorrea sangre por todos sus poros”.

Benévola con la dictadura de Maduro

Al anunciar su candidatura presidencial, Piedad Córdoba fue cuestionada por su cercanía con el régimen dictatorial venezolano, regentado por Nicolás Maduro. Posando como una mansa paloma, ha evitado responder de forma directa, pues le queda muy difícil desmarcarse del régimen mafioso que ella tanto ha aplaudido y defendido en foros públicos.

Ante una pregunta directa que le fue formulada por los periodistas de La W, respecto de la situación venezolana, ella se salió por la tangente alegando que “yo no me voy a erigir como juez de nadie. Hay unas instancias que tienen que surtirse en ese país, pero fundamentalmente es que se logre el diálogo, se logre la estabilidad y que se logre la paz”.

En ese mismo reportaje y en referencia a la salida del dictador Nicolás Maduro, sin que le temblara la voz, dijo que “los venezolanos tienen que encontrar una salida a través del diálogo y del respeto por los derechos y de la democracia profunda de ese país…Pero son ellos [los venezolanos] los que tienen que tomar esa decisión. Yo creo que nosotros tuvimos épocas muy tortuosas y jamás ningún país interfirió para decir que tumbaran al presidente de turno”.

Una es la Piedad Córdoba muy diplomática y respetuosa con la dictadura venezolana y otra es la Piedad Córdoba que durante el gobierno de Uribe fue a México a exigir el derrocamiento  del presidente de la República: “Nosotros vinimos a decirles que los gobiernos progresistas de América latina tienen que cortar las relaciones diplomáticas con Colombia… Yo me pregunto, cómo es posible que los gobiernos democráticos de América latina se reúnan con un presidente elegido por la mafia, por el paramilitarismo, por un asesino y nos tienen que ayudar a derrotar ese sistema mafioso…”.

¿A cuál de las dos debe creérsele? ¿A la que se cruzaba mensajes inhumanos con los terroristas, o a la que evita emitir una condena contra los crímenes atroces cometidos por ellos? ¿A la que iba por el mundo entero conspirando contra el gobierno de Colombia, o a la que defiende a la despiadada dictadura venezolana?

@IrreverentesCol

Publicado: agosto 10 de 2017

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