La industria del crimen

La industria del crimen

Sabemos del pésimo momento por el que atraviesa la economía colombiana – dada la pandemia – que es tal vez el peor que hemos vivido en los últimos 50 años de vida republicana. Pero en el marco de esta, hay una economía que crece enormemente y se podría decir que es la única que lo hace, además a ratas increíbles, como consecuencia del Acuerdo de La Habana: es la Industria del Crimen.

Si algo ha crecido en el país a partir del desmonte de los tradicionales carteles de la droga y como consecuencia del Acuerdo de paz con la Farc, ha sido el narcotráfico. 

El aumento de los cultivos propiciado por el acuerdo, ha aumentado a niveles intolerables, echando por tierra todos los esfuerzos hechos por el Plan Colombia y la Seguridad Democrática del presidente Uribe. Y devolviendo el país a los niveles vividos en la década del 90. Las cifras lo dicen todo: 300.000 hectáreas de coca, mas de 10.000 laboratorios en producción de 1.300 toneladas mensuales de clorhidrato de cocaína, más de 1.500 bandas delincuenciales, nacidas a partir de este fructífero negocio que mueve más dinero que el petróleo. Y que tiene su plataforma de exportación por Venezuela, quienes han sido no solo cómplices sino socios del lucrativo negocio.

Tanto ha sido el crecimiento que la organización tiene armada una estructura empresarial jerarquizada de tipo piramidal, que se divide en bandas, como la tipo A, que tiene fuerte influencia en más de 20 departamentos, con una sofisticada infraestructura para delinquir, conformada por más de 3.000 hombres, entre ellas las mas importante son el Clan del Golfo, los Rastrojos y el Clan Úsuga. La tipo B, que tienen influencia solo en ciertas regiones, es menos sofisticada que la tipo A, pero que operan como apoyo a estas, conformadas por pequeños grupos de 150 hombres, entre las que están las disidencias del EPL, la ERPAC. Y la tipo C, que operan localmente, con un variado portafolio criminal, y que son fundamentalmente mercenarios, que prestan los servicios de suministro de personal y son verdaderas universidades del crimen, con subsedes en todo el país, que han reclutado a mas de 100.000 jóvenes, que se inician en esta lucrativa actividad, y que es la industria más rentable de los últimos 8 años. 

Destacándose entre ellas la oficina de Envigado, que es una especie de alma mater de donde salen los mejores delincuentes. Todas estas unidas a las disidencias de la Farc, que juntos con el ELN y las Bacrim crean un conglomerado muy poderoso cuya razón social es el narcotráfico. Y con un gran portafolio como el contrabando, la minería ilegal, el despojo de tierras a campesinos, las alianzas con políticos corruptos y a la inversión en negocio legales. 

La lista crece preocupantemente y lo que es peor se reproduce mucho más rápido que cualquier control por parte el Estado.  

@GabrielTorices

Publicado: julio 29 de 2021

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