La feria de las mociones de censura

La feria de las mociones de censura

La oposición se equivoca al pensar que con las mociones de censura van a desestabilizar al Gobierno o incidir en las elecciones. Han abusado de esta figura y, paradójicamente, fortalecen a los Ministros como consecuencia de no entender su naturaleza. 

Como tal, la moción de censura es una herramienta que proviene de los sistemas parlamentarios a través de la cual el órgano legislativo, que es quien designa al Jefe de la rama ejecutiva, lo remueve del cargo a él o a alguno de sus Ministros, dependiendo cada País.

En esencia, es una institución que le permite al Parlamento tener cierto nivel de control sobre el Gobierno, dado que este no puede actuar sin tenerlo en cuenta ni perder el manejo de las mayorías, toda vez que, en retaliación, el legislativo saca del cargo a la cabeza del ejecutivo. Algo que se fundamenta en su poder nominador.

Sin embargo, en modelos presidencialistas como el colombiano esto no sucede así. Acá el Presidente y el Congreso son electos de forma independiente y el legislativo no tiene ningún tipo de injerencia en el nombramiento del primer mandatario, circunstancia que fortalece la separación de poderes y le brinda mayor independencia al ejecutivo frente al legislativo.

Debido a esta razón, históricamente en Colombia nunca se había aplicado la moción de censura. No obstante, en la Constitución de 1991 se decidió incorporar esta figura a nuestro andamiaje institucional para establecer un contrapeso al marcado hiper-presidencialismo que tenemos, con la particularidad que a través de ella no se puede tocar al Presidente, sino solamente a los Ministros, Directores de Departamentos Administrativos y Superintendentes.

Ahora bien, una cosa es un debate de control político normal y otra cosa una moción de censura. Para que esta última prospere la acusación en contra del Ministro respectivo debe ser tan sólida, probada y grave que los partidos de Gobierno no tengan otra opción distinta a darle la espalda al ejecutivo dada la imposibilidad de defender ante la opinión pública una actuación flagrantemente irregular. 

Y eso es algo que la oposición no ha podido entender. Las mociones solamente se deben convocar para casos realmente extraordinarios. Situaciones que van más allá de un control político y tienen el sustento suficiente como para poner en jaque al Gobierno.

Hacer lo contrario y citar mociones cada vez que hay una denuncia en algún medio de comunicación lo único que logra es fortalecer al Ministro de turno, dado que, como ocurrió esta semana con Diego Molano, la votación mayoritaria del Congreso funge como un respaldo político a la gestión del Gobierno.

En otras palabras, la oposición se termina disparando en el pie. Por hacer más, hace menos. A través de un debate de control político pueden canalizar temas que inciden en la opinión pero que no tienen el alcance para remover del cargo a un Ministro. No entender la naturaleza de esta institución es un error que cuesta demasiado, dado que le da una dosis extra de oxigeno al ejecutivo.

@Tatacabello

Publicado: mayo 8 de 2022

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