La agenda oculta de la izquierda

La agenda oculta de la izquierda

Desde la llegada de Hugo Chávez al poder en el firmamento venezolano con lo que se conoce como el Socialismo Bolivariano del siglo XXI, el panorama político en América Latina es incierto. En la práctica, casi toda la región, con algunas excepciones, cayó en las redes de este movimiento, un apéndice de lo que se conoce como el Foro de Sao Pablo. 

Hugo Chávez fue el estímulo que necesitó el movimiento comunista en América Latina para su resurrección. Con un Fidel Castro  moribundo, con unos gobiernos democráticos entre liberales y conservadores sumidos en una profunda crisis, la llegada de Chávez sirvió para que la izquierda comunista se revitalizara encontrando un segundo aire.

El resultado económico y social después de dos décadas del Socialismo Bolivariano se encuentra a la vista. En los anales de la bitácora económica de la región, se deberá contemplar las dos décadas del comienzo del nuevo milenio como perdidas. 

Venezuela, sumida en su peor crisis política, económica y social de toda su vida histórica ante la anuencia de todos los gobiernos de la región quienes guardaron silencio cómplice mientras Chávez se mantuvo en vida, además de la débil presión ejercida para que el régimen autoritario de Nicolás Maduro llegue a su fin. 

A Venezuela, se le suma ahora Nicaragua, un pequeño país de América Central quien ha vivido más de dos décadas bajo el yugo de Ortega en el poder con todo su régimen opresor, incluida su tenebrosa señora. Desde comienzos del presente año, el pueblo nicaragüense se rebeló contra todo lo que significa Ortega y su combo. En tan solo un semestre, Ortega  dio de baja a más de 500 jóvenes nicaragüenses quienes decidieron emprender una batalla campal con el único fin de tumbar al régimen opresor, Ortega aquel revolucionario del famoso FMSLN quien tumbó al entonces presidente Somoza. 

A propósito de Somoza, fuentes de alta fidelidad como diría don Arturo Abella, dicen que cuando vio que Ortega y el FMSLN llegaría a Managua al mejor estilo de Fidel Castro, tuvo una reunión con unos empresarios colombianos quienes le propusieron que trajera todo su dinero a Colombia. El dinero de Somoza, al parecer, cayó en las toldas de las cuentas bancarias de una prestigiosa familia de la rancia aristocracia bogotana, como le gustaba decir a Chávez. Con ese dinero, se dio origen a una de las revistas más importantes a la fecha, de gran influencia política a nivel nacional, cuyo nombre me reservo.

Volviendo al combo de Chávez y sus aventajados alumnos llevamos casi tres décadas con estos personajes merodeando en los diferentes palacios de gobierno del firmamento suramericano.

En Colombia, tenemos el caso de Bogotá, donde la izquierda lleva más de 20 años en el poder con sus corruptos gobiernos durante los cuales se han presentado escándalos como los de Samuel Moreno y Gustavo Petro.

Sucede, entonces, el segundo escenario de esta obra teatro. Una cosa es la izquierda en el poder, otra cuando no lo está. Cuando la izquierda no se encuentra en el poder aplica lo que se conoce en el argot popular como la combinación de las diferentes formas de lucha. 

Para el año 1947, el Partido Comunista Colombiano sostuvo en su V Congreso doctrinario que: la consigna será de ahora en adelante conformar una oposición con todas las fuerzas anti conservadoras del país por medio de un frente democrático amplio y participativo, un frente antiimperialista, que se venía impulsando desde antes el cual abarcó los siguientes campos de acción de lucha: política de masas, acción de masas, resistencia de masas y no aventuras. 

El PCC hizo un llamado a una huelga general que exigiera la renuncia del Presidente de la República, Ospina, conservador, teniendo en cuenta el ambiente convulsionado generado por el asesinato de Gaitán. Nos dedicamos, pues, a la huelga general, no a la insurrección, el levantamiento popular estará en nuestras manos cuando la situación sea insostenible. 

Cambian los personajes, cambian los tiempos, las estrategias siguen siendo las mismas. Ante el llamado de los seguidores de Petro Gustavo a manifestarse el próximo 7 de agosto durante la posesión del presidente electo Duque, me pregunto si no estamos ad portas del  destape de la agenda oculta de izquierda  a través de las diferentes formas de lucha. 

Para quienes no se han dado cuenta, la agenda oculta de la izquierda comenzó con el llamado de la CSJ a Uribe. Luego la JEP hace de las suyas y un juez admite una tutela para que la ausencia del señor Santrich en el Congreso sea considerada como fuerza mayor. 

Por lo anterior, el margen de error del gobierno de Duque es muy escaso.  ¿Lo dejarán gobernar?

Puntilla: Y que tal la demanda de Odebrecht a la Nación. Tras de ladrones, bufones.

@RaGomezMar

Publicado: agosto 7 de 2018

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