Hospitales y clínicas

Hospitales y clínicas

La fragmentación de Colombia es un hecho. Tenemos 1103 municipios en el país y son el segundo nivel de división administrativa en Colombia. Para estas divisiones existen 1800 hospitales para la atención de los colombianos. De acuerdo con la dirección de Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas a 30 de junio del 2021 y según el reporte de 209 hospitales afiliados la cifra de la deuda es de 12.6 billones y con una morosidad del 56% (cartera vencida por encima de 60 días). ¡Vaya dossier de entrega que hace el sector!

Esfuerzo mayúsculo de los hospitales; duplicaron sus camas UCI y hoy se acercan casi a 13.300 y como la plata es quien mueve, se han cancelado a 2021 por el régimen contributivo 6.1 billones y por sistema subsidiado 1.3 billones. Nadie sabe a fecha de hoy cuanto es la deuda que se le debe a hospitales y clínicas del país y estas cifras reales no se modifican a pesar de los tiranos de escritorio.

¿Por dónde empezamos? es la pregunta. Quizá definiendo quien es el encargado por el gobierno de vigilar los hospitales. La Superintendencia Nacional de Salud es un organismo de carácter técnico, que cumple funciones de inspección, vigilancia y control en el Sistema General de Seguridad Social en Salud. Este organismo tiene la función de modular y denunciar cuando no se cumple con el estado y la lista es larga.

Hay tantas denuncias aisladas y en todos los niveles que solamente voy a mencionar algunos de los hospitales públicos que están intervenidos por la Super y su pronóstico aún no se ausculta. Si elegimos el de Quibdó (San Francisco de Asís, 6 meses sin salario, manos caídas, adeuda 10 mil millones de pesos, agua contaminada por mercurio y el Ismael Roldán) cumplen años de dependencia administrativa. Los de Córdoba: el de Montería (intervenido desde 4 de febrero del 2019 y está finalizando los meses adicionales decretados) y el de Cereté más de 4 años. Sincelejo, Hospital Universitario hasta el mes pasado. ¿Se conoce informe de gestión? El Hospital Universitario en Cartagena, medida extendida hasta mayo del 2023. No tengo que saltar a los lados del mapa colombiano para tener una idea de la gestión de los interventores, especialmente, los de corta gasolina.

Este espectáculo de algunos de los funcionarios es desastroso. Primero, ¿cuántos sacan adelante el hospital y lo mantienen caminando? Algunos son relevados de sus cargos, a los pocos meses, pues su gestión es más pecaminosa que a quien reemplazaron. Otros se quedan y en unos meses muestran un balance positivo. ¿Hay alguno de ellos que asume con responsabilidad la deuda anterior y sobre todo organiza un sistema de pagos? Muy enredado y sin luz el tema de los hospitales.

Pero seguimos avanzando y esto hay que anunciarlo: la revista América Economía clasificó los mejores hospitales y entre ellos hay 26 colombianos que están calificados como los mejores. Felicitaciones a los seleccionados y especialmente esos elegidos entre los 10 primeros donde destacamos Fundación Valle de Lili (4 puesto) y la Fundación Cardio infantil (5 lugar). Esto solamente es expresión de calidad, compromiso y perseverancia en hacer los ajustes para este récord. Curioso que no aparezca entre estos 10 primeros ningún público del país (el 67% de los hospitales son privados, el 23% universitarios privados y el 5% son públicos).

Pero la pandemia en descenso ha escrito varias recomendaciones globales para que los sistemas de salud no queden rezagados ante el recurrente evento. Luchar contra la pobreza y sus implicaciones es el punto principal y pone de desafío tres puntos: cobertura, sostenibilidad y suficiencia. La pandemia nos bajó 10 puntos en cobertura y hoy solo alcanza en un porcentaje no superior al 50% de cobertura en los pacientes, con un preocupante 30% que no recibe nada de ayuda estatal. Hay que esculpir la recomendación de la OIT de Junio del 2021: ”Los estados deben tener cobertura suficiente a la totalidad de la población, sin discriminación de ingresos».

A estas alturas de los diversos informes vale la pena preguntar cómo se cierran estos círculos de calidad en nuestros hospitales universitarios. Existe un tiempo de enseñanza o todo es la desesperada asistencia que no deja un segundo para aprender sobre lo ocurrido. Se cumplen los protocolos de seguimiento y las reuniones de mortalidad, morbilidad, revisión casos-clínicos y toda esa secuencia de actividades que les da la medalla no recibida en la docencia. Dónde quedarán todos estos cuestionamientos o si hay algún documento para revisarlos… estas son las preguntas para los hospitales universitarios.

Pero hay más: ¿Qué pasó con el Acuerdo Final y en qué van los pagos? Sabemos que a diciembre del 2021 el régimen subsidiado se había cancelado el 70% y el contributivo el 15%. ¿Cuándo llegarán la totalidad de los otros recursos? Hay muchos temas que tratar como el Plan Decenal de Salud Pública, los decretos hospitalarios, Decreto 4747 (causas de las glosas: Tarifas mal cobradas, falta de soportes y autorizaciones, error facturación, etc.)

Muchísimo por anticipar nos hará falta. Estaremos atentos como avanzarán los pasos que la Ley Estatuaria 1751 de 2015 ha otorgado. ¿Lo lograremos?

Diptongo: “Es ahí donde la infamia y el potencial de destrucción de los tres venenos se observan en su máxima expresión.” Kalama Sadax: cárceles, hospitales y mercados.

@Rembertoburgose

Publicado: agosto 5 de 2022