La decencia y los buenos modales, no son características del petrismo, corriente política que tiene como norma de comportamiento la agresión y los insultos.
Gustavo Petro, ese mismo que no ha tenido argumentos verosímiles para explicar el nauseabundo video en el que aparece recibiendo gruesos fajos de dinero, ha erigido su carrera política sobre una pila de odios y rencores.
Durante su cuestionado paso por la alcaldía de Bogotá, Petro fue un irresponsable promotor de la lucha de clases cuya consecuencia, se hace palpable a través de la irremediable polarización que le causó una grave lesión a la capital del país.
A pocas semanas de las elecciones locales, cuando las encuestas coinciden en que el candidato y agresor de mujeres Hollman Morris ocupa el último lugar en las mismas, el petrismo ha arreciado en sus insultos, acosos y agresiones.
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El candidato Miguel Uribe Turbay, ha hecho una estupenda campaña política. A pesar de los ataques y bajezas de que ha sido víctima, no ha perdido el rumbo, continuando por el sendero de las propuestas y alternativas para superar las dificultades que aquejan a Bogotá.
Claudia Nayibe López, reconocida por su agresividad e incontinencia verbal, con total impunidad acusó al candidato Uribe Turbay de ser “un niñito corrupto”. En efecto, en un foro de candidatos, la enfurecida aspirante del partido Verde que goza del apoyo del Polo Democrático, partido que eligió a Samuel Moreno -cerebro y ejecutor del saqueo a Bogotá-, dijo que “yo no voy a seguir respondiendo las mentiras de un niñito corrupto que compraba y que negociaba con concejales”.
La violencia verbal de la López se produjo cuando el doctor Miguel Uribe puso en evidencia la sanción que en su momento le impuso la contraloría distrital por malos manejos del presupuesto, cuando ella se desempeñó como directora de Acción Comunal, durante la primera alcaldía de Enrique Peñalosa.
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Pero sin duda ninguna, el golpe más bajo que se le ha propinado a Miguel Uribe provino desde las toldas petristas que, pasando por encima de cualquier límite, ha caído en la bellaquería de pisotear la memoria de la mamá del candidato, Diana Turbay, asesinada en los años 90 del siglo pasado, por Pablo Escobar, mafioso, que hay que recordar, delinquía de la mano del M-19, banda terrorista que en múltiples oportunidades fungió como brazo armado del capo de capos.
A través de la twittera denominada María Fernanda Carrascal, promotora de la campaña de Hollman Morris, se difundió un burdo mensaje en el que aseguraba que la madre de Uribe Turbay “…debe estarse revolcando en la tumba cada vez que el hijo la usa tan burdamente”.
El candidato, evidentemente impactado por la ofensa, respondió a través de su cuenta de Twitter: “@MafeCarrascal, su actitud es el reflejo del odio y resentimiento que tanto daño le ha hecho a Colombia. Burlarse de la memoria de mi mamá solo demuestra la bajeza de sus ataques. Ante sus insultos cobardes, yo seguiré defendiendo mis propuestas”.
Aquel no es el primero ni será el último ataque rastrero por parte de Petro y sus más obsecuentes y vulgares seguidores. Lo de ellos, es la promoción del odio, la burla mezquina, la calumnia permanente y la estimulación de la ira. Ayer fue la twittera -y contratista- Carrascal, pero mañana podrá ser cualquier otro barriobajero al servicio de la causa perversa del grupo político del exterrorista, que funge como líder una facción denominada “Colombia Humana”.
Publicado: septiembre 19 de 2019
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