Fumigamos o…

Fumigamos o…

“En Colombia existen hoy cinco conflictos armados no internacionales. El primero es con el ELN; el segundo, con el EPL; el tercero con el Clan del Golfo; el cuarto, con tres antiguos frentes de las FARC- EP (los frentes primero, séptimo y 40), y el quinto, el conflicto en el Catatumbo desde marzo del año pasado entre el ELN y el EPL.  (…)  una frase de un negociador en La Habana sobre los acuerdos de paz. Al fin de la negociación, dijo: “Si no logramos solucionar el problema de las drogas, todo esto fue muy poco útil”. (…)  Ese es el reto más grande porque, junto con las demás economías ilegales, ese es el veneno. (…) Los corredores de exportación de droga. Hay lucha sobre quién controla estos corredores. (…) las víctimas de estas minas antipersonales, civiles y militares aumentaron entre 2017 y 2018 en un 300 por ciento”.

Palabras de Christoph Harnisch,  jefe de la delegación de la Cruz Roja Internacional en Colombia, y facilitador humanitario en las conversaciones de La Habana, en entrevista con Yamid Amat  (El Tiempo 20 de julio), en la que, como conocedor de conflictos dado que fue líder de la Cruz Roja en países con luchas internas como Líbano, Irak, Angola, Nicaragua, Sudán y La República Democrática del Congo, hizo una especie de radiografía de la problemática de Colombia.

Podría decirse, según se desprende de la lectura de esa interesante entrevista, que la situación actual del país es bastante más compleja que la que teníamos antes del arreglo FARC- Santos, puesto que, además de todas las dificultades que teníamos antes, hoy los otros grupos armados, más los disidentes de Farc y los frentes que no se desmovilizaron, están bastante fortalecidos y trenzados en una lucha feroz por dominar los espacios estratégicos para narcotráfico dejados por los desmovilizados, gracias al desmesurado crecimiento de la coca, generando una delicadísima situación humanitaria derivada de esos enfrentamientos y del escaso o nulo acompañamiento multidisciplinario, que se dio en esas zonas que eran las más vulnerables.

“Los indicadores humanitarios muestran un panorama muy negro (…) hay desplazamientos masivos y desplazamientos individuales de familias como consecuencia de amenazas”.

Habló del Catatumbo, dantesco escenario donde la apurada  situación de miles de migrantes venezolanos, los ha llevado a vincularse a negocios y grupos ilegales enfrentados por el control de ese corredor que da salida a la coca hacia Venezuela.

Comparó nuestro problema con el del Congo, diciendo que  “el coltán es la gasolina de la guerra de allá. Como la cocaína aquí”, pero, se abstuvo de opinar sobre uso de glifosato porque cree “que es un problema político”.

Glifosato, herbicida usado para todos los cultivos lícitos aquí y en resto del mundo,  que a partir del arreglo FARC- Santos se volvió nocivo, solamente, para cultivos ilícitos que son el sustento de esta violencia que aumenta en la misma medida en que aumentan sus hectáreas.

Fumigamos o…

@cdetoro

Publicado: julio 27 de 2019