El pasado 24 de julio Carlos Guillermo Ospina Galvis, miembro de la Comisión de la Verdad les remitió un memorando a sus compañeros de trabajo en el que hizo unas afirmaciones delicadísimas, que ponen en evidencia la fractura que se vive al interior de esa organización, precisamente por el sesgo ideológico -de izquierda- con el que se están adelantando sus líneas de trabajo, hecho que hace unas semanas acertada y oportunamente denunció el exministro de Defensa Juan Carlos Pinzón.
En el memorando, Ospina cuestionó a sus colegas por la delicadeza con la que la Comisión de la Verdad ha tratado a los terroristas de las Farc: “A decir verdad, no entiendo porque se quiere plantear una CENSURA contra personas que están en el centro de la discusión. ¿Acaso los comandantes de las FARC a los que se les han hecho fastuosos eventos en la misma Comisión, con altos costos económicos y mediáticos, no ha sido condenados por graves violaciones a los DDHH e infracciones al DIH, o por delitos comunes?
Igualmente, Ospina llama la atención por el hecho de que organizaciones de víctimas de las Farc se sientan maltratadas por el trato bondadoso y considerado que la Comisión le da a los integrantes del grupo terrorista.
Así mismo, Ospina rechazó el despliegue que hace un par de meses se le hizo a la comparecencia del expresidente Ernesto Samper, en la que aseguró que el crimen de Álvaro Gómez había sido obra de un supuesto complot de la extrema derecha: “¿No hicieron de la presentación del Dr. Ernesto Samper, en la Comisión, un espectáculo a una persona cuestionada por los ciudadanos que no acepta el narcotráfico en la política, y fue una afrenta para la Familia del Dr. Álvaro Gómez?”, inquirió el insatisfecho comisionado.
Cuando Pinzón planteó el debate sobre la parcialidad ideológica de la Comisión de la Verdad, esa organización reaccionó iracunda a través de un comunicado en el que lamentó que “el exministro (…) no se haya retractado del juicio que profirió en Twitter: ‘La mayoría de comisionados registran afinidad ideológica o nexos con grupos armados’. Juicio que es falso y hace daño grave dado que ningún comisionado está de acuerdo con la lucha armada y todos han puesto su vida para que termine para siempre el conflicto armado en Colombia…”.
En el memorando/queja de Carlos Ospina se hace evidente su indignación frente al hecho de que los encargados de “construir la verdad” en nuestro país, censuren sistemática a un amplio sector de la sociedad, dándole una inaceptable prevalencia a los grupos afines a la guerrilla y a la extrema izquierda.
“… No recuerdo que nadie me consultara cuando por los pasillos de la comisión he visto a personas que han sido grandes infractores de los DDHH y a sus defensores… A decir verdad, yo no estoy de acuerdo con esos contactos en las condiciones que parece que van más allá de un relacionamiento institucional…”.
Aquel señalamiento resulta demasiado grave y deja sobre la mesa un posible maridaje entre algunos miembros de la Comisión y sectores responsables de la comisión de graves delitos de lesa humanidad.
El malestar del comisionado Ospina Galvis se debe a que sus colegas han intentado imposibilitar un evento promovido por él, en el que propuso como invitado al coronel Hernán Mejía. “No entiendo ni veo razones valederas porque se tiene que vetar este evento o las personas que participen, no entiendo cual es el principio de la escucha universal, de la transparencia de la equidad, de la inclusión…”.
Al cierre de su comunicación, el indignado comisionado Ospina sentenció: “La verdad de solo unos pocos, no es la verdad de todos”. (Ver memorando completo).
Publicado: julio 27 de 2020
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Es esperanzador y muy alentador para aquellos que hemos luchado en nuestro entorno personal, para que algún día reine la verdad en Colombia y podamos dar el salto a la brecha de la discordia y un paso adelante en ese tortuoso camino que la PATRIA, ha tenido que trasegar para lograr el anhelado derecho a disfrutar una verdadera PAZ. Ya sabemos que por lo menos uno de los comisionados de la VERDAD, busca cumplir con lealtad, ética y patriotismo la misión encomendada; tal vez no esté solo, esperemos que no lo esté, pero si lo está; no dudemos que será un semilla que haga germinar en los demás el respeto por su país COLOMBIA y por todos los millones de colombianos que durante tantos años fueron y son víctimas, no solo de la violencia, sino de los devastadores efectos colaterales que ha dejado el accionar de esos grupos criminales.