El fin del Inpec

El Inpec es inviable y hay que acabarlo. Es imposible que esta entidad funcione cuando tiene en su interior más de 80 sindicatos activos. A través del fuero sindical se sabotea el avance de las investigaciones y se hace imposible para el Gobierno implementar una verdadera política penitenciaria. 

Para nadie es un secreto que la administración carcelaria en Colombia es un fracaso. Los centros de reclusión son verdaderas universidades del crimen y los presos, lejos de resocializarse, salen peor de como entraron.

Las fugas de las últimas semanas, aunque pintorescas, son solamente la punta del iceberg de la ineficiencia administrativa que reina en esta entidad y que genera todo tipo de prácticas indeseables. Desde las cárceles se estructuran delitos de toda clase, desde los más elaborados hasta las llamadas con que se roba a los ciudadanos desprevenidos.

Y es apenas lógico que esto sea así. Ningún Ministro de Justicia logrará reformar el sistema penitenciario si no acaba de raíz con parte del problema. Cuando se tienen más de 80 sindicatos dentro de una misma entidad es prácticamente imposible pretender que las directrices dadas por el Gobierno Nacional se cumplan, por más buenas que estas sean.

De hecho, los excesivos beneficios que conlleva el fuero sindical hacen de esta entidad una república independiente imposible de gestionar. Tener más de 1.200 funcionarios cobijados con esta gabela es una realidad absurda que deriva en ineficiencia administrativa, corrupción y un chantaje permanente al Ministerio de Justicia. Más se demora el Ministro o la Fiscalía en descubrir actos de corrupción que los funcionarios involucrados en sindicalizarse y evitar ser despedidos.

Por eso hacen lo que hacen con total tranquilidad. De nada sirve que los Gobiernos cambien a los Directores del Inpec cada vez que estalla un escándalo porque el problema de fondo persiste. Los sindicatos son los que realmente mandan e impiden que se lleven a cabo las modificaciones estructurales en la administración de las cárceles. 

Lo que sí es cierto es que el fracaso del Inpec debe servir como ejemplo de la necesidad de reglamentar la actividad sindical en el sector público. No puede ser posible que dentro de las entidades del Estado se creen cuantos sindicatos quieran sin ninguna restricción. En el sector oficial debería primar la eficiencia en la prestación del servicio y no la defensa de unas prerrogativas individuales a las malas. Sucede en el Inpec, pasa en el sector educación con Fecode y en muchos otros escenarios.

Ojalá que el Gobierno aproveche el impulso mediático que generaron las fugas de las últimas semanas y presente al Congreso, con mensaje de urgencia, la eliminación del Inpec. Este tema no da espera y afecta directamente la situación de seguridad del País. Es algo que se debió haber hecho hace mucho tiempo y que es el punto de partida para construir una política penitenciaria eficiente en Colombia.

@LuisFerCruz12

Publicado: marzo 23 de 2022

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