El centro no existe

Los últimos acontecimientos mundiales nos dan a entender que el problema de la polarización no es solo colombiano; es global y es una realidad que se refleja en cada una de las elecciones realizadas este año.

Aunque muchos candidatos traten desesperadamente de llegar como una alternativa de centro, ideológicamente esto no genera réditos políticos y son los candidatos de los extremos los que terminan llevándose el electorado y el triunfo.

Hace mucho tiempo que las diferencias entre demócratas y republicanos no eran tan grandes. El presidente Trump ha exacerbado esto y en las elecciones que se avecinan la ideología será fundamental en quién termine ganando. Temas como el porte de armas, el aborto, impuestos a las grandes empresas y las relaciones comerciales serán puntos claves para ganarse el electorado.

Las elecciones brasileras tampoco fueron la excepción. Jair Bolsonaro, candidato de derecha, estuvo a punto de ganar en la primera vuelta con algo más del 46% de los votos, la izquierda llevaba muchos años ganando las elecciones de la mano del partido de los trabajadores y los partidos de centro quedaron desdibujados en la contienda. En pocos días será la segunda vuelta y seguro se radicalizarán más las diferencias.

El centro se desdibuja a nivel mundial básicamente porque no genera emociones y los candidatos terminan tomando posiciones -bien sea de izquierda o de derecha- para ampliar su espectro o recibiendo adhesiones de lideres que generan reacciones en el electorado. De un lado o de otro, se hace imposible mantenerse en la mitad.

Y es que hay temas como la ideología de género, la legalización de la droga, el aborto, el derecho de las minorías que dividen muchísimo al electorado y se han vuelto virales e importantes a la hora de decidir por quién votar. Por esto, el centro ideológico termina siendo ambiguo y no despierta emociones ni la fuerza para mover al electorado.

En Latinoamérica también se ha hecho evidente el desgaste de la izquierda que ha gobernado muchos países durante los últimos años y -aunque habla mucho de subsidios, inclusión social y bienestar- tiene pocos resultados al final. Es más, el aumento de la corrupción en estos países ha sido el detonante para que la derecha vuelva con fuerza y retome el poder democráticamente. 

Tengo la impresión que la polarización no se va a acabar en el corto ni mediano plazo. Los puntos que la generan están lejanos a solucionarse e incluso la agudización de estos temas es cada día mayor haciendo que tanto los lideres políticos como sus grupos de apoyo tengan de tomar posiciones cada vez más radicales. Muchos de los puntos de discordia entre la izquierda y la derecha no aceptan puntos medios, más cuando las creencias religiosas y los principios morales han tomado también partido en estas discusiones.

Preparémonos entonces para años de fuertes discusiones ideológicas y de extremos, el mundo no quiere más aguas tibias.

@SANTAMARIAURIBE

Publicado: octubre 15 de 2018

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