Margarita Restrepo: El campanazo

Preocupa que Gustavo Petro, uno de los principales cerebros del modelo chavista, lidere las recientes encuestas de intención de voto.

La constituyente fue la gota que rebozó la copa. Gracias a esa muestra arbitraria de despotismo y desprecio por los valores democráticos, aquellos que llevan décadas defendiendo a la tiranía venezolana, se quedaron sin argumentos y, muy a su pesar, han tenido que reconocer que en el vecino país gobierna una dictadura.

Para muchos, aquello no es algo nuevo. Chávez fue un dictador despiadado, corrupto y brutal. Su sucesor, Nicolás Maduro, es una versión burda del muy burdo Hugo Chávez. En Venezuela, la democracia fue asesinada hace muchos años. Aquel es un país en el que la oposición es perseguida sistemáticamente, los medios de comunicación independientes son censurados y asfixiados económicamente. Los empresarios críticos al régimen, han corrido la peor de las suertes.

Fueron muchos los que voltearon la mirada ante los desmanes del chavismo. Lo que hoy estamos viendo, no surgió de la noche a la mañana. Es el resultado de un proceso de conculcación de las libertades democráticas que se fue enervando lenta, pero sistemáticamente. Y fueron pocas las voces, entre ellas la del presidente Uribe, las que oportunamente hicieron la denuncia de lo que ocurría en el vecino país.

No viene al caso detenernos en el pasado, sino poner la mirada en el futuro. Estamos de cara a un proceso electoral en nuestro país y las distintas candidaturas empiezan a tomar forma, entre ellas la de uno de los más firmes aliados de la revolución bolivariana de Venezuela, Gustavo Petro.

Causa impresión que un populista y mal administrador como él, que sumió a Bogotá en el más profundo de los caos, propiciando una innecesaria, dañina y perversa lucha de clases en la capital colombiana, figure en los primeros lugares en las más recientes encuestas.

Petro, en tono altanero y desafiante, defiende el modelo venezolano. Y lo hace porque él fue uno de los principales cerebros de ese monstruoso régimen, desde los años en que Hugo Chávez, amnistiado por el expresidente Rafael Caldera, vivía asilado en Bogotá, a su amparo.

La tragedia venezolana se planificó en Colombia en esas largas tardes de destierro, en las que Chávez y sus promotores ponían en blanco y negro el discurso con el que el coronel golpista aspiraba arrebatarle el poder a los copeyanos y a los adecos. En aquel momento, Chávez prometía el nacimiento de la V República. Ahora, Petro propone la instauración de una Colombia Humana.

Cambian los slogans y las palabras, pero el fondo es exactamente el mismo: la entronización de un régimen de extrema izquierda, profundamente antidemocrático y corrupto. Para darle un matiz de legitimidad, este modelo se ampara en la defensa de los derechos de los más desfavorecidos. A ellos, se les promete el oro y el moro y se les crea todo un entramado asistencialista con lo que se está garantizando su más irrestricto respaldo.

Ante la amenaza real para nuestras libertades democráticas y humanas que encarna un sujeto como Gustavo Petro, quien seguramente contará con el respaldo decidido de los mafiosos y terroristas de las Farc, los colombianos tenemos que cerrar filas para impedir su llegada al poder. Basta con que miremos la tragedia humanitaria que se vive en Venezuela, para convencernos de que hay que atajar ese engendro totalitario llamado Colombia Humana que anda promoviendo el señor Petro.

@MargaritaRepo

Publicado: agosto 5 de 2017