El cambiazo

El cambiazo

  Conozca detalles de la forma como Odebrecht se quedó con el billonario contrato de la navegabilidad del río Magdalena.

A comienzos del mes de mayo de 2014, el Consejo Superior de Política Fiscal (Confis) dio vía libre para que la Corporación del Río Grande de la Magdalena –Cormagdalena- adjudicara una licitación por dos y medio billones de pesos para la recuperación de la navegabilidad del río Magdalena.

Un año antes había comenzado la preselección de los oferentes. En principio se habían presentado 9 grupos de interesados, pero sólo 3 consorcios llegaron hasta el final del proceso licitatorio.

En efecto, participaron el Consorcio Desarrollo río Magdalena –Coderma- integrado por las empresas Iridium Colombia, Van Oord Colombia, RM Holding y Juneau Business Inc. A este se sumó el grupo Navega S.A.S compuesto por la española Acciona Concesiones SL, la compañía belga de dragados Jan de Nul, Consultores del Desarrollo S.A del empresario barranquillero David Name Terán y la firma Castro Tcherassi S.A.

El tercer ofernete que calificó fue Navelena en cabeza de Odebrecht, empresa poseedora del 87% de las acciones de dicho consorcio.

Con el visto bueno del Confis, se anunció que en agosto de 2014 se daría a conocer el nombre del ganador de la licitación.

Pero de manera insospechada, 3 semanas antes de la adjudicación, a las oficinas de Cormagdalena fueron remitidas dos cartas cuyo contenido es sospechosamente similar.

Una de ellas, radicada el 24 de julio fue suscrita por el señor Juan Pablo Matute Tejerina, en representación de Coderma en la que le informa a Cormagdalena que para el consorcio es “imposible en cualquier caso tener una propuesta viable para el mercado financiero, y poder asumir así el riesgo de financiación del contrato”. El señor Juan Pablo Matute cerró su comunicación diciendo que “queremos agradecer especialmente a Cormagdalena y sus asesores, así como al resto de precalificados por la diligencia, respeto y transparencia del proceso en el mismo”. (Ver Carta CODERMA)

Al día siguiente, Cormagdalena recibió una segunda carta, esta vez firmada por José Damián Sáez Martínez, representante legal de otro de los consorcios en competencia, “Navega S.A.S” en  la que dice que “lamentablemente queremos informarles que no podremos participar en la presentación de una oferta, pese a nuestro amplio interés en la licitación, en razón a que para nuestras compañías no existen condiciones favorables que permitan asumir, razonablemente, los riesgos del proyecto, luego de realizados suficientes estudios técnicos, jurídicos y financieros”.

El señor Sáez, como su contendor Matute, también exaltó la “transparencia” en el proceso licitatorio: “Navega Magdalena reconoce el valioso esfuerzo de Cormagdalena en el desarrollo y ajuste de la estructuración de un proyecto tan importante y estratégico para el país, así como la transparencia en la que se han desarrollado las discusiones técnicas, jurídicas y financieras con los demás precalificados y el estructurador”. (Ver Carta Navega)

Con dos de los tres oferentes por fuera de la competencia, Cormagdalena  procedió a adjudicar la recuperación del río a Navelena, es decir, a Odebrecht.

El día de la adjudicación, el entonces presidente de Odebrecht en Colombia, el señor Eleuberto Martorelli exultante anunció que la “óptima navegabilidad del río significa enormes beneficios económicos y sociales para los colombianos…”.

El metro de Quito

Lo que el señor Martorelli no dijo el día de esa adjudicación es que paralelamente al proceso del río Magdalena, su empresa tenía sus ojos puestos en la construcción del metro de Quito, en Ecuador.

Lo curioso es que para esa licitación, Odebrecht hizo consorcio con la empresa española Acciona Concesiones S.L, esa misma que con toda gallardía y caballerosidad se retiró de la licitación de la navegabilidad del río Magdalena 3 semanas antes de su adjudicación, alegando que el negocio no era en absoluto atractivo para su empresa, no sin antes resaltar la transparencia en todo el proceso adelantado por Cormagdalena.

Acciona Concesiones dio un paso al costado en el billonario negocio del Magdalena y un año después, el 27 de octubre de 2015, se quedó, junto a Odebrecht, con un contrato de mil quinientos millones de dólares para construir el metro de Quito.

Y para redondear el negocio, a finales del año pasado Odebrecht anunció en Ecuador que se retiraría de ese proyecto y que cedería su participación a Acciona Concesiones. Así, todos ganaron. Odebrecth porque fue el único proponente en la licitación del río Magdalena y Acciona Concesiones que fue generosamente recompensada por haber dado un paso al costado.

La pregunta que se hacen las autoridades que investigan este carrusel regional de contratos es qué beneficio tuvieron las otras empresas que integraban, junto a Acciona Concesiones, el consorcio Navega Magdalena, es decir las compañías Consultores del Desarrollo S.A de la poderosa familia Name y la firma Castro Tcherassi.

LOS IRREVERENTES pudieron confirmar que se están rastreando posibles bienes inmuebles en poder de la familia Name en distintas ciudades del mundo. En diálogo con este portal, el expresidente del Senado, José David Name Cardoso –sobrino de David Name, mayor accionista de Consultores del Desarrollo S.A- negó tajantemente tener propiedades a nombre suyo, de su esposa o de alguna empresa en los Estados Unidos. “Siempre que voy a Miami, me hospedo en un hotel. Ni siquiera tengo una cuenta bancaria en los Estados Unidos”, aseveró el parlamentario.

@IrreverentesCol

Publicado: febrero 13 de 2017