DIOS Y PATRIA: RESPETO A LA INSTITUCIÓN

DIOS Y PATRIA: RESPETO A LA INSTITUCIÓN

129 años de tradición. Ese es el trasfondo histórico que respalda a nuestra Policía Nacional. Más de un siglo de batallas para garantizar la seguridad del País. Todo esto, bajo un profundo lema que ha guiado las actuaciones de la institución: Dios y Patria.

Inconcebiblemente ahora, en estos tiempos donde todo está bajo cuestión y el respeto a la autoridad es nulo, un grupo de activistas pretende que se modifique este lema por, supuestamente, violar la laicidad del Estado.

Pues bien, esa apreciación es completamente errada. En primer lugar, invocar a Dios desde la institucionalidad no le impone un credo religioso a la población y mucho menos obstaculiza la profesión de vertientes espirituales diferentes a la mayoritaria.

Tan es así, que el propio preámbulo de la Constitución invoca expresamente la protección de Dios. Además, la Corte Constitucional ha establecido de manera reiterada que las manifestaciones religiosas que tienen reconocimiento desde el Estado, como sucede con los días festivos que emanan de celebraciones católicas, son completamente válidas.

¿Por qué? Muy sencillo. El principio de Estado laico no implica una prohibición irrestricta a que las instituciones hagan referencia a una deidad, sino que pretende que las autoridades no le impongan arbitrariamente a la población un credo religioso en perjuicio de otros.

Es decir, la laicidad del Estado es, en esencia, una garantía para la libertad religiosa. Siendo esto así, ¿perjudica la profesión de los diferentes credos religiosos el hecho que el lema de la Policía sea Dios y Patria? En lo absoluto. De hecho, es una invocación en abstracto que tiene una profunda conexión con el histórico arraigo cultural del País.

En segundo lugar, pretender cambiar el lema de la Policía por las razones expuestas es una absoluta falta de respeto a la institución. Si una persona no está de acuerdo con los lineamientos y postulados de una entidad, pues sencillamente no debe hacer parte de ella. Nadie obliga a las personas a pertenecer a establecimientos con quienes no comparten la misma visión.

Por ejemplo, ¿está obligada una familia musulmana a matricular a sus hijos en un colegio católico? Por supuesto que no. Cada persona decide libremente su involucramiento en los diferentes estamentos de la sociedad. Sin embargo, cuando lo hacen se acogen a los postulados y directrices de la respectiva institución.

En este contexto, cuando una persona ingresa a la Policía Nacional está aceptando los lineamientos que durante 129 años ha profesado la entidad, más aún si se tiene en cuenta la estructura jerárquica y la profunda disciplina que se imparte en esta autoridad.

Las instituciones no tienen por qué modificar sus directrices cada vez que alguien los cuestiona, en especial cuando su incorporación a estas es completamente voluntaria y no obligatoria. El lema de la Policía Nacional ha sido el mismo desde su fundación y debe ser respaldado vehementemente por el Gobierno Nacional y los altos oficiales de esa institución.

¡Dios y Patria!

@Tatacabello

Publicado: febrero 29 de 2020

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