Decrecimiento económico y democrático 

Decrecimiento económico y democrático 

Se vislumbran nubarrones en el horizonte colombiano. Los anuncios del gobierno, que se lanzan en tono desafiante y alevoso, son notificaciones apodícticas del difícil futuro al que se enfrentará el país. 

Los regímenes socialcomunistas alaban la democracia cuando les conviene, pero despotrican de ella cuando el modelo institucional de los Estados no se ajusta a sus intereses. 

Hace pocos días el prestigioso economista y columnista de este portal Alberto Bernal advertía sobre la incertidumbre que embarga a importantes analistas y poderosos inversionistas. En palabras de Bernal: “Acabo de llegar de Washington. Decenas de reuniones y conversaciones con inversionistas. El nivel de incertidumbre para con Colombia está en niveles extremos. Inversionistas preocupados [con] que el país se quede sin financiamiento, si no paran la barbaridad con lo del petróleo”.

Por su parte, el exministro de Hacienda y expresidente de Ecopetrol santista Juan Carlos Echeverry se refirió a la reforma tributaria asegurando que aquella “no despluma al ganso. Lo degüella. Afecta la viabilidad de las petroleras. Una vez abandonen campos y, de pronto, vengan con demandas al gobierno, ¿de dónde saldrán los impuestos? Algo similar, aunque menos dramático, se le viene al resto de empresas”. 

No está fácil y hasta los promotores de Petro lo reconocen, como el octogenario Rudolf Hommes: “Me pregunto si es responsable ad portas de una posible recesión y con alta inflación oponerse a la inversión en petróleo y gas. Si el problema va a ser ausencia de empleos y caída de ingresos que para los más pobres puede traducirse en hambre, ¿por qué impedir esas inversiones?

Economistas de izquierda radical como Salomón Kalmanovitz también se declaran en abierta oposición a la suspensión de la exploración de nuevos yacimientos de petróleo y gas. En criterio suyo, “lo más grave es que atentar contra la fuente principal de divisas del país [petróleo y gas] puede generar una crisis cambiaria de vastas proporciones: una devaluación pronunciada, escasez y encarecimiento de importaciones incluyendo las de comida; además, arreciará la inflación, que ya está en niveles que no se veían desde hace muchos años, y se le cerrará el crédito externo al país ante tan deficiente administración de la política pública”. 

Lo anterior no lo afirmó un liberal clásico de la economía, sino un hombre de izquierda recalcitrante en su habitual columna en el diario El Espectador

El presidente hace oídos sordos. Voltea la mirada y radicaliza su discurso. La ministra de Minas, una verdadera ignorante de los asuntos propios de su cartera, continúa sembrando el pánico en la industria. Cuando no es ella, el turno lo toma su envalentonada viceministra, otra iletrada en temas de hidrocarburos. 

Además de la catástrofe económica que se advierte, está la crisis democrática que ha empezado a gestarse con el beneplácito de politiqueros de menor cuantía que se le vendieron al petrismo por un plato de lentejas. 

El objetivo del llamado “pacto histórico” es el de convertirse en mayoría en las elecciones regionales del año entrante. Para ello están usando todo lo que tienen a su alcance, incluido el presupuesto de $410 billones de pesos de 2023. 

Van por todo y seguramente se quedarán con las mejores gobernaciones y alcaldías. En los lugares donde no cuentan con mayorías claras, sellarán alianzas con los sectores más sucios de la política tradicional, grupos con los que el gobierno tiene compromisos en el Congreso de la República. 
El único partido de oposición, el Centro Democrático, pasa por el peor de los momentos. Su situación es dramática y no se ve un camino de recuperación. El liderazgo de la colectividad fundada por el presidente Uribe es cada vez menos palpable.

En las elecciones regionales de 2019, cuando el CD era partido de gobierno, el resultado fue desastroso. Ahora, que han pasado cuatro años y el languidecimiento del uribismo es cada vez más acelerado, no hay motivos razonables para ser optimistas. 

Quizás las candidaturas que emanen de movimientos cívicos y de grupos significativos de ciudadanos que no respaldan al gobierno de Petro, observen un mejor desempeño en lugares donde el voto de opinión tenga más peso que las maquinarias tradicionales con las que el petrismo está trabajando. 

@IrreverentesCol

Publicado: octubre 18 de 2022

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