¡De pie, ciudadanos, arriba senos y manos!

Una polvareda de calumnias, chismes y propagada falsa ruedan en estos días previos a las elecciones, contra el Centro Democràtico y contra su presidente estatutario y natural, Álvaro Uribe Vélez, hombre sencillo, que encarna el estilo del ciudadano simple e ilustrado, que por su porte de paisanaje representativo de las regiones del país no es aceptado ni querido por la casta bogotana que  habita en  el norte del norte de la capital y que cuando se aburre en su nido, vive en Miami Playa Florida. Uribe chapucea el inglés, pero se defiende y, además, habla en antioqueñol que es una derivación del castellano clásico, no entendible por los rolos. Fue el mejor Presidente en materia de seguridad para los ciudadanos ricos y pobres, por lo tanto la guerrilla desmovilizada (7.000 individuos) y la vigentes en armas (seudodesmovilizadas 3.000 bandidos, y elenos 2.200 asalta-caminos y dinamiteros, dueños todos ellos del terror) lo odian hasta morir. Es la alianza de la fronda aristocrática capitalina con el cascajo social-marxista de todos los pelambres civiles, militares activos, religiosos de la teoría de la liberación camilista, yupis de última generación, plurisexuales de primera generación, en fin ciudadanos de minorías activadas por ongs europeas y gringas que se creen progresistas en materia de orgasmos “light”.

Por descontado se da que la rama de antiguos milicianos del nacional-socialismo chavista y del M19 hacen parte de este escenario, con hombres civilizados, pero cojos ideológicamente, como Antonio Navarro Wolf, que recuperaron sus caninos revolucionistas como Petro (“Tu eres Petro y sobre ti edificaré mis ruinas” según me dijo un pastor, un perro pastor).

Así que Uribe se vuelve cada cuatro años el foco del odio y de la envidia de ese “frente unido de casposos y enmermelados” que compran periodistas, casa de propaganda virtual y redes virales, funcionarios altos de todas las ramas y de contera se muestran alejaditos de Maduro, cuando  hasta hace pocos meses era su fuente programática, aunque para algunos continúa siendo la caja mayor amiga.

Uribe y su estado mayor conjunto, ese sí convicto y confeso defensor de la nación, y también convicto y confeso defensor de la filosofía del Estado liberal y Democràtico, que en nada tienen que ver con la “Asociación Nacional de Traquetos, Filibertos y Mamertos S.A.”,  se han puesto en la tarea de conquistar en las urnas la dignidad de un Estado hundido en la excremental filosofía del “dame tus caletas que yo te doy mis volteretas”.

Así las cosas, otra vez vuelven algunos magistrados gaitanistas a la carga contra Uribe, otros de los mismos contra su hermano Santiago, otros vagos judiciales contra Luis Alfredo Ramos y guardan la llave del engavetado expediente hasta la hora del deshonor. Y como si fuera poco embadurnan el buen nombre de los hijos de Uribe. Latigan con las tiras de sus harapos doctrinarios y judiciales y entronizan la JEP en le cúpula del Derecho, para mal de la República y descrédito de las facultades de Abogacía y de los abogados colombianos.

Este es el país que nos tocó de la oprobiosas castas santista y petrista, aunadas por el sancocho de dólares brasileños y de Luxemburgo. Nadie puede darse por ignorante de este sainete trágico del posconflicto armado. Y que todos los dioses del Planeta Azul nos ayuden con sus rayos de luz y de fuego a abrir la dura piedra de la victoria.

Publicado: febrero 20 de 2018