Daniel Araujo Campo: Colossus

Daniel Araujo Campo: Colossus

 

Hace unos años leí un libro que le da título a esta columna que le es homónima, un texto escrito por Nial Fergusson que aborda el tema del imperialismo norteamericano desde una perspectiva crítica y una investigación exhaustiva de la historia. El libro, expone a través de argumentos sólidos la manera en la que Estados Unidos ha logrado consolidarse como imperio, flexibilizando la noción tradicional de lo que un imperio es, y comprendiendo que la influencia inmensa que ejerce sobre determinados territorios le basta al Estado gringo para alcanzar la categoría. El autor argumenta en su libro que la forma demasiado utilitarista de ejercer poder de los Estados Unidos atenta contra sus posibilidades para sostenerse como el imperio predominante de nuestro tiempo.  Ante la actual coyuntura recordé aquel libro, que recomiendo leer y tomé de su autor la premisa para organizar mis pensamientos sobre lo que podría suceder en Siria y sus países vecinos.

Lo primero para poder abordar el tema es reconocer que la democracia, el capitalismo y los valores liberales no son ideales universales e incuestionables y que, en cambio, son construcciones sociales adoptadas por nuestra sociedad occidental como dogmas. No estoy en desacuerdo, en lo absoluto con ninguno de esos pilares de nuestra sociedad pero no deja de ser necesario reconocer que la razón por la que pienso de esta manera es que he crecido bajo el manto de estas concepciones a las que difícilmente podría escapar. Que mi manera de entender el mundo está totalmente determinada por ellas, no porque sean mejores sino porque son las que me han tocado.

La razón justificante de la intervención estadounidense en el Medio Oriente es que el radicalismo islámico pretende imponer a Occidente su forma de pensar, es justo reconocer que como occidentales somos tan fanáticos de nuestros principios liberales. Si estamos frente a un choque de civilizaciones – otro gran libro, pertinente frente a este tiempo, escrito por Samuel Huntington-, la figura del imperio, demasiado satanizada, bien podría esconder la solución a largo plazo:  una homogeneización relativa sin la cual no imagino sea posible una convivencia pacífica.

Lo cierto es que si lo que está a punto de ocurrir es un proceso devastador, Estados Unidos le debe a los territorios que está por atacar, un compromiso: que la conquista sea para la occidentalización y para la evangelización de sus valores, que la invasión sea a cambio de una mejoría en los estándares de vida; que sea a cambio de desarrollo económico y social; de la instalación de una democracia fuerte; que el genocidio indefensable que está a portas de suceder sea a cambio de la construcción definitiva de una prosperidad entendida esta bajo los ojos del imperio que la impone.

No se hace imperio con misiles ni con bombas, no bastan las demostraciones de poder, ni el uso de la bomba no nuclear más poderosa jamás usada. Una vez resuelto el embrollo político con Rusia, una de las dos naciones tendrá que quedarse a hacer colonia, aunque se le llame hoy de otra manera, para que encaje en nuestro derecho internacional.  Si estamos frente al comienzo de una intervención, que la que se haga no sea una simplemente militar, que la que se viene sea como la que dejaron los ingleses para ellos, que el proceso se asemeje más a una colonización que a una demostración de poder o al intervencionismo utilitarista que han ejercido los norteamericanos en detrimento de valores propios.

Porque nuestra forma occidental de concebir el ideal de una sociedad incluye hoy instituciones como la libertad de cultos, o la diversidad cultural, elevadas a la categoría supuestamente inquebrantable de derecho fundamental. Porque el derecho internacional, que es primordialmente occidental se basa en conceptos supremos que están siendo desconocidos como la libre determinación de los pueblos y la soberanía de las naciones.   Si no va a dejar de ser una ironía que los Estados Unidos deban traicionar valores que justificarán su intervención para poder garantizarlos, más vale que al menos eso quede.  Si no, solo quedará para la historia el crimen que se cometa.

@daraujo644

Publicado: abril 22 de 2017