Centro Democrático: del 2018 al 2022

Centro Democrático: del 2018 al 2022

El Centro Democrático cometió muchos errores en la campaña de 2018, equivocaciones que debieron dejar una sólida enseñanza para no incurrir en las mismas durante las elecciones del 2022.  

El voto preferente es una deformación democrática que pulveriza la solidez doctrinaria y la disciplina en el seno de las colectividades. Uno de los grandes atractivos del CD en 2014, fue la presentación de listas cerradas en el Senado y en la Cámara de Representantes. El resultado fue estupendo, pero sobre todo, el CD funcionó durante ese cuatrienio (2014-2018) como una colectividad monolítica, aferrada a un cuerpo doctrinario y coherente. No hubo sorpresas. 

Cuando se acercaba la campaña de 2018, el hoy embajador Francisco Santos y el señor José Félix Lafaurie se encargaron de sembrar la tesis manida de que la lista abierta fortalecería la presencia parlamentaria del uribismo. Según ellos, había que sumar muchos más congresistas, sin reparar en la coherencia ni en la calidad de los candidatos. Por eso, se la jugaron por el voto preferente y lograron imponer su teoría ante quienes se opusieron a la misma, empezando por el hoy presidente de la República, Iván Duque. 

Efectivamente, en la cámara de Representantes, subió el número de curules, pero en el Senado se redujo en una.

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El costo, ha sido elevadísimo. La disciplina de partido se hizo trizas. La bancada de la cámara es perfectamente parecida a una colcha de retazos. Cada congresista se siente dueño de su curul y hace lo que le viene en gana. El ejemplo más aberrante es el del hijo de Francisco Santos, un joven que fiel a su ancestro familiar, ha traicionado los fundamentos de la colectividad que le dio el aval con el que pudo llegar al Congreso de la República. Ese congresista defiende unos postulados afines al partido Verde, al Polo Democrático y a las Farc, mas no a la agenda del Centro Democrático. 

En cuanto al mecanismo de elección de candidato presidencial, el CD se inclinó por la elaboración de una serie de encuestas en las que se midió la aceptación ciudadana de los precandidatos que presentaron su nombre a consideración del uribismo. En ese proceso, compitieron Paloma Valencia, María del Rosario Guerra, Rafael Nieto, Carlos Holmes Trujillo e Iván Duque. 

El pulso fue entre Duque y Carlos Holmes quienes en todas las encuestas realizadas ocuparon los dos primeros lugares. La última de ellas, confirmó que la mayor aceptación estaba a favor del hoy presidente de la República, hecho que fue reconocido por Trujillo quien se convirtió en ficha clave de la campaña presidencial uribista.

Confirmado el triunfo del uribismo en las presidenciales, Duque conformó su gobierno designando a Carlos Holmes Trujillo como su canciller, cargo en el que lo mantuvo hasta finales del año pasado cuando resolvió nombrarlo en el ministerio de Defensa nacional.

Frente a los comicios de 2022, donde está en juego la continuidad del régimen democrático colombiano, el Centro Democrático -que es partido de gobierno-, tiene el deber de correr con astucia e inteligencia, evitando repetir los errores del pasado. Lo primero, elaborar y presentar listas cerradas tanto en el Senado como en las diferentes circunscripciones de la Cámara de Representantes. 

Así mismo, la selección del candidato presidencial debe hacerse con criterios objetivos y pragmatismo. El mecanismo de las encuestas ha demostrado su ineficacia. Basta revisar el episodio de la pasada contienda por la alcaldía de Bogotá, cuando el CD decidió -a través de unas encuestas misteriosas- que la candidata fuera la errática Ángela Garzón y no el excongresista Samuel Hoyos. El resultado se vio reflejado en la estrepitosa derrota propinada por la agresiva Claudia Nayibe López.

Las malas experiencias siempre dejan enseñanzas. La amenaza neosocialista es real y el uribismo no puede equivocarse. Las precandidaturas hasta ahora conocidas gozan de mucha legitimidad, pero ninguno de los aspirantes cuenta con un respaldo mínimo que permita hacer una campaña con probabilidades de éxito. 

Este no es tiempo para correr riesgos, ni para actuar dubitativamente. El uribismo tiene un desafío enorme que debe ser atendido con la responsabilidad y sensatez que corresponde. 

@IrreverentesCol

Publicado: noviembre 24 de 2020

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