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Cuando los victimarios son premiados con impunidad, la sociedad queda sometida a nuevas victimizaciones; una de ellas, la falsificación de la historia, algo en lo que, hay que reconocerlo, los socialistas son campeones imbatibles.

Petro lamenta la caída de un muro tras el que estaba encarcelado un pueblo sometido a un régimen policial que asesinó a 70 mil ciudadanos inocentes, que tuvo 250 mil presos políticos y siguió a más de 6 millones de personas que consideraba “enemigos del Estado”.

Seguramente habrá nuevas marchas y la asistencia será cada vez mayor. Petro, alevoso y resabiado, reaccionará con la virulencia y el extremismo que el país le conoce.

Los colombianos repudian a un Petro que ganó las elecciones hace exactamente un año gracias al dinero de la corrupción. Ese exterrorista debe saber en el fondo de su alma que su triunfo es espurio.

La historia se repite. En el 8.000 Samper silenció a medios y emisoras que calificaba como hostiles. Salieron del aire noticieros como 24 Horas, QAP, TV-Hoy. El famoso “Miti-Miti”. Ahora Petro amedrenta a ‘Semana’. ¿Se saldrá con la suya?

Hace 70 años se dio el único golpe militar que sufrió Colombia en el siglo XX.

El del coronel Dávila no será el único “suicidio”. Todos los posibles testigos contra Petro y su entorno terminarán silenciados. Pero nada sucederá: el régimen se mantendrá impune y campante.

Suicidio u homicidio, el silencio eterno del coronel Dávila es un bálsamo para Petro y para Laura Sarabia. La información que él poseía terminó con él n la tumba. Alcanzó a decir, eso sí, que, si hablaba, “mejor dicho, me acaban”. Y lo acabaron.

Esta es la historia poco recordada de cómo ‘el hombre Marlboro’, señalado de entregarle $600 millones al hijo de Petro, en 1994 también participó, por medio de ‘la monita retrechera’ en la narcofinanciación de Samper.

El nombre de Armando Benedetti aparece involucrado en muchos delitos, entre ellos el asesinato de una persona que iba a testificar en su contra.

Es evidente que Petro puso en marcha una demoledora operación para silenciar a su antiguo compinche y ahora delator, el corrupto Armando Benedetti. ¿Logrará comprar su silencio?

Las pruebas del proceso 8.000 fueron los tristemente célebres ‘narcocassettes’. Las del escándalo de la campaña de Petro son unos ‘narcowhatsapps’.