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Así operan los periodistas al servicio de Petro para perfeccionar la campaña de desprestigio contra la vicefiscal Mancera.

Buena parte de los magistrados de la corte suprema son conscientes del proyecto petrista de apropiarse de la administración de justicia, y esa es la razón más fuerte por la que la mayoría de togados están votando en blanco.

Petro y el narcocanciller Leyva utilizan el servicio diplomático para ayudar a compinches suyos, como Benedetti y Alex Vernot, a huir de la justicia colombiana.

Dice la leyenda que Nerón cantaba mientras Roma ardía; Petro se emborracha y se droga mientras su país se destroza.

Con la ayuda de un oscuro fiscal llamado Luis Aldrey Pinilla, el ‘clan Jaller’ ha podido gozar de impunidad por el robo de miles de millones de pesos. Se trata de recursos públicos de la salud.

Los colombianos no tienen porqué sufragar los paseos de la mujer de Petro. Ella es libre de ir a todas las capitales del mundo a menear vulgarmente sus caderas, pero que lo haga de su propio peculio y no a costa de los contribuyentes.

Pasados cuatro meses del fallecimiento de Beatriz de Ordóñez, su familia acaba de publicar un breve ejemplar que contiene la transcripción de unas reflexiones que ella empezó a grabar cuando supo que era inminente su comparecencia ante Dios. 

Petro no tendrá fiscal de bolsillo. La corte suprema, a pesar de las presiones y de los ataques del presidente y sus lugartenientes mediáticos, no está dispuesta a permitir que la Fiscalía se convierta en una policía política.

Gran decisión de la procuradora Cabello de suspender al oscuro canciller Leyva, involucrado en el negociado de los pasaportes.

Petro está concentrado en el blanqueo de sus compinches en la criminalidad. Que nadie se sorprenda si, a costa del erario, empiezan a erigirse sendos cenotafios en memoria de los genocidas del M-19.

Es mucho lo que puede decirse y recordar de la perversa Piedad Córdoba. Ahora, parafraseando al gran escritor polaco Jan Potocki, habrá que esperar que Dios tenga misericordia de su alma, suponiendo que tuviera.

El caso de Geraldine Fernández no tiene mayor importancia si se compara con la impostura de Natalia Springer, conocida con el alias de La Tocarruncho.