Enhorabuena la fiscalía general de la nación resolvió declarar el homicidio del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado como un crimen de lesa humanidad, hecho que garantiza que ese asesinato no quedará en la impunidad.
La decisión abre la puerta para que los responsables del magnicidio respondan ante la justicia. Es evidente que los determinadores de ese hecho atroz, hasta el momento han pasado de agache. Son muchos los testigos que a lo largo de estos 22 años que han pasado desde que se cometió el crimen han sido asesinados.
Uno de los partícipes en el ilícito, Ignacio nacho Londoño, amigo y socio político de Ernesto Samper y Horacio Serpa, fue ultimado en la ciudad de Cartago hace dos años y medio. Así mismo, el coronel Danilo González -compañero del general y vicepresidente Óscar Naranjo- quien fungía como “consejero” de la mafia del norte del Valle, fue baleado horas antes de entregarse a las autoridades norteamericanas.
Es evidente que había personas interesadas en que el caso jamás fuera esclarecido y para ello pusieron en marcha una estrategia criminal que cobró la vida de decenas de personas, todo con el fin de lograr que la investigación prescribiera. Resulta estrambótico que el expediente se haya paseado por más de 15 despachos, hecho que tenía el propósito evidente de entorpecer el trabajo de la fiscalía.
Luego de calificar ese asesinato como un crimen de lesa humanidad, la consecuencia inmediata debe ser la de impulsar las investigaciones contra dos personas que resultan clave en este proceso: el expresidente Ernesto Samper y su compinche, el exministro Horacio Serpa Uribe.
El capo del narcotráfico, Luis Hernando Gómez Bustamante alias Rasguño hace muchos años fue enfático al afirmar que Samper y Serpa habían sido los cerebros del magnicidio. A pesar de la contundencia de su testimonio, la justicia prefirió voltear la mirada. Para nadie era un secreto que los fiscales liberales tenían todo el ánimo de echarles un oportuno salvavidas a los asesinos del doctor Gómez.
Brilla una luz al final del túnel. Al decir popular, la justicia cojea, pero llega. Los asesinos de Álvaro Gómez Hurtado no se salieron con la suya. El caso no prescribirá y, más temprano que tarde, los autores serán conducidos al banquillo de los acusados donde recibirán la condena que merecen.
Publicado: diciembre 19 de 2017
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