Ante la decadencia de Occidente

Ante la decadencia de Occidente

Para el caso de Afganistán, es pertinente revisar la historia para saber de dónde venimos y por qué nos encontramos, como nos encontramos.

El profesor Bernard Lewis, plantea en su ensayo ¿Qué ha fallado? El impacto de Occidente y la respuesta del Islam; que: Durante siglos, la concepción que los musulmanes tenían del mundo y de sí mismos parecía bien asentada.

De tal forma que la expansión del Islam se ha producido por ciclos, dos de ellos relevantes.

La primera Yihad, se dirigió hacia lo que hoy se conoce como Asia Mayor, antigua Persia, pasando por Irán, Afganistán. Incluso, alcanzaron a llegar a regiones tan lejanas como lo que hoy es Rusia, China.

Como serían de feroces, los musulmanes, que los mongoles construyen la muralla China para defenderse, precisamente, de ellos.

Si alguien dominó esta zona de Asia Mayor fue Occidente gracias a Alejandro Magno, durante la primera expansión del Imperio romano, quien muere en Babilonia siendo el gran rey de toda Macedonia, Faraón de Egipto, rey de Asia, gran rey de Persia hasta 331 A.C, la fecha de su muerte.

Durante la segunda Yihad, dirigieron sus esfuerzos hacia la  península ibérica construyendo lo que se conoce como el Califato de Córdoba, donde permanecieron casi cinco siglos.

Simultáneamente, invadieron Europa Oriental. Pasaron el estrecho del Bósforo, llegaron hasta Viena, Austria, donde nació lo que hoy se conoce como el cappuccino, el café vienes, un brebaje que sirvió para calmar los ánimos.

Según Lewis, el Islam era el principal poder del mundo.

Desde el Islam, Occidente se veía, y se ve, como una tierra remota, de infieles, en la que reinaba, reina, la barbarie de la que no había nada que aprender o temer.

(Si somos sinceros, de Occidente hoy tal como lo concebimos, no tenemos nada que aprender).

Llegamos, al Afganistán del siglo XXI.

Un pueblo vecino de Irán, sin salida al mar, región montañosa, país que declaró su independencia en el siglo XX, con un régimen monárquico con fuertes tendencias a la occidentalización de su sociedad.

Afganistán, se convierte en escenario final de la guerra fría entre la antigua U.R.S.S y los EE.UU hasta 1978, cuando la revolución Saur instauró la república democrática de Afganistán, de régimen islam, comunista, apoyados por los soviéticos.

(No es de extrañar: Todos los regímenes comunistas, socialistas, son democráticos).

La revolución afgana, vino de la mano con la de los iraníes quienes impulsaron a su Ayatola Ruhola Jomeini, siendo recibido por más de 3 millones de personas en Teherán, procedente de París, los franceses siempre tan condescendientes.

Antes de la llegada de Jomeini, se tomaron la embajada norteamericana, en Teherán. Remember Carter.

Se podría decir que los Saur afganos, hoy talibanes del siglo XXI, son hermanos de la línea Jomeini que profesa la ley Sharia, la más extrema de todas las leyes dentro del Islam.

A partir de 1978, comenzó el viacrucis cuando la intervención de los soviéticos, en apoyo al régimen comunista, dio inicio a lo que se conoce como la guerra de Afganistán hasta el día de hoy.

Se forjó, entonces, una guerrilla anti comunista, apoyada por los gobiernos demócratas de los Estados Unidos, comenzando por el primer periodo de Bill Clinton.

El Rambo de Stalone sale de ese conflicto.

Durante el transcurso del conflicto, al parecer, los norteamericanos dejan colgados de la brocha, como diría el maestro Saturnino, a Osama Bin Laden, quien era pro occidental. De ahí, su odio hacia los norteamericanos.

A hoy, mientras en Irán llega un líder religioso más extremista que el Ayatola Jomeini, Hassan Ruhani, quien de entrada amenaza a Israel y a todo aquel que se atreva a imponer sus costumbres infieles y occidentales y, sobre todo, el concepto de la mujer; en Afganistán llegan sus hermanos talibanes.

Al parecer, el destino de Afganistán pasa por Irán.

(Hablando de Irán, están a dos meses de tener la capacidad para producir una bomba atómica).

Nos encontramos, entonces, ante un nuevo escenario para comprender lo que está sucediendo en Afganistán, consistente en la reivindicación del Islam como única religión y poderío militar ante la decadencia de los Estados Unidos y Occidente, en general, mientras que Vladimir Putin hace ejercicios militares en la frontera con Siria, en conjunto con China e Irán.

Es cuestión de tiempo, como diría el finado Raúl Reyes.

Y nosotros trayendo afganos…

Tal vez, estemos ante una nueva Yihad, ahora con ojivas nucleares, esparcidas por todo el mundo.

Que Dios nos coja confesados.

De paso, nada más creyente que un ateo y un agnóstico.

Puntilla: De las bolsas de Petro y de Roy al maletín olvidado en el hotel de la Opera, solo hay un paso. ¿Un certificado de una señora de 1830?

Rafael Gómez Martínez

Publicado: agosto 31 de 2021

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