Hay que ser bastante ruin para acabar con la vida del padre y ahora arremeter contra el hijo. Siempre me he preguntado con asombro qué fue exactamente lo que le hicimos a los miembros de la ONG “Corporación Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo” (CCAJAR) para que profesen ese odio visceral hacia nosotros.
El pasado jueves 1 de junio, el hoy congresista Alirio Uribe Muñoz radicó una denuncia en mi contra, en el búnker de la Fiscalía General de la Nación, por los delitos de injuria y calumnia, por lo menos así lo reportaron los medios de comunicación porque no he recibido ninguna notificación al respecto (Ver Alirio Uribe denunció al hijo del general (r) Uscátegui)
El ego del congresista Uribe Muñoz no soportó que en días pasados, en mi humilde condición de ciudadano e hijo del General Jaime Uscátegui, porque no ostento ninguna otra, utilicé las redes sociales para hacerle un reclamo que no me cansaré de reiterar, así quiera amedrentarme: ¿DÓNDE ESTÁN LOS DINEROS QUE EL CCAJAR SE APROPIÓ INDEBIDAMENTE CON LAS FALSAS VÍCTIMAS DE LA MASACRE DE MAPIRIPÁN?
Si hay alguien idóneo para contestar esta pregunta es precisamente el señor congresista Uribe Muñoz, quien pomposamente en todas sus referencias biográficas, incluida la de Congreso Visible, resalta que durante 23 años integró el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, tiempo durante el cual es de conocimiento público que esta organización litigó el caso de la masacre de Mapiripán, tanto en instancias nacionales como internacionales (Ver Perfil Alirio Uribe Muñoz).
Para acompañar mi reclamo en redes sociales me apoyé en un documento oficial de la Contraloría General de la República, dirigido al doctor Alirio Uribe Muñoz el 8 de junio de 2012, en su calidad de presidente y representante legal del CAJAR, indicándole el número de cuenta bancaria a la cual debía reembolsar los dineros recibidos por representar a las falsas víctimas de la masacre de Mapiripán.
Luego de revisar el expediente de las falsas víctimas, al cual mi padre tiene acceso como víctima oficialmente reconocida en todos los procesos penales que adelanta la Fiscalía por el fraude de Mapiripán y que a la fecha arrojan 12 personas condenadas, pude constatar que el abogado y hoy congresista Uribe Muñoz sólo reembolsó en 2012 la suma de $746.554.605, conservando los cientos de millones de pesos adicionales que la misma ONG recibió por representar a varias falsas víctimas de la masacre.
Al seudo-defensor de derechos humanos le pareció razonable entregar un porcentaje del botín, pretendiendo con ello calmar a la opinión pública profundamente indignada por esos días con el escándalo de las falsas víctimas, y quedarse con el grueso del dinero que sus colegas del CCAJAR le ayudaron a recaudar de manera fraudulenta. El doctor Alirio Uribe no regresó, por ejemplo, los cerca de 800 millones de pesos que según los registros recibió la ONG por representar a las cuatro hermanas Pinzón López, con el agravante de que para ese momento estas personas ya estaban plenamente identificadas como falsas víctimas de la masacre de Mapiripán.
No ahondaré más en este asunto, prefiero esperar la citación de la Fiscalía para presentar la totalidad de pruebas que respaldan mi versión.
En lo que sí seré bastante enfático, a partir de este momento, es en responsabilizar al representante Alirio Uribe Muñoz por cualquier situación que atente contra mi seguridad e integridad personal. Su declarada actitud de persecución en mi contra, su amplio poder como congresista y su probada capacidad de manipulación al disponer de un buffet millonario de abogados a su servicio, me hacen temer por mi vida.
Publicado: junio 5 de 2017