Definitivamente Colombia es un país bendecido por Dios. Es tan grande nuestra amada Patria que ni siquiera Juan Manuel Santos la ha podido acabar en los siete años que lleva en el poder. Y eso que ha hecho hasta lo imposible para conseguir tal objetivo.
Pero nos queda todavía un año de Santos. Sin duda serán 12 meses de un verdadero calvario en el que el personaje en mención tratará de arrasar con lo que queda de Colombia.
Para muestra un botón: a su gobierno le dio por reducir en más del 60% el presupuesto del año entrante para el deporte.
Cuanto le informaron que los más importantes deportistas del país estaban molestos con tan descabellada decisión, Santos salió a decir que el recorte presupuestal solo afectaría a la infraestructura deportiva y no directamente a la participación de nuestros deportistas en eventos internacionales.
De acuerdo con el jefe de Estado, la caída en el mundo de los precios del petróleo obligará a todos los sectores del país a amarrarse el cinturón el próximo año.
Presidente: a usted le tocaron por lo menos cuatro años de bonanza petrolera, con precios en el exterior del crudo por las nubes.
¿Dónde está ese dinero? ¿Se le enredó en mermelada? ¿O acaso está guardado para írselo entregando a los nuevos dueños de Colombia, es decir, los terroristas de las Farc?
Y hablando de plata embolatada, doctor Santos, ¿dónde está la de la venta de Reficar? No nos diga que se invirtió en los pobres porque por ejemplo si usted sale a las calles bogotanas cualquier día de la semana notará que al mediodía centenares de personas llevan consigo una coquita con su almuerzo porque no tienen para pagar el famoso corrientazo. Ese fue un logro suyo, presidente, con la belleza de reforma tributaria que todavía el país está padeciendo y que lo tiene pasando hambre.
Y siguiendo con temas económicos, doctor Santos, usted dijo que apenas se sellara la paz con las guerrillas el país crecería no sé cuántos puntos.
Pues bien, las Farc aparentemente depusieron sus armas, dejaron de matar y de secuestrar y ya no vuelan oleoductos. Pero, vaya paradoja, el bolsillo de los colombianos está igual o peor de herido que antes de iniciar las espurias negociaciones de La Habana.
Señor Premio Nobel de Paz: ¿para cuándo será entonces que la “paz” nos traerá beneficios económicos a los colombianos? Denos por favor la fecha para escribirla en piedra. No importa que tengamos que pasar unos años de vacas flacas. Lo importante es saber cuándo empezarán a rodar los ríos de leche y miel en nuestra amada Colombia.
Y hacemos esa pregunta porque, así digan que uno es desconfiado, nos da temor de que de pronto lleguemos a una situación como la de Venezuela. Vaya uno a saber si dentro de lo pactado por usted y las Farc está el ascenso definitivo al poder de la guerrilla.
Nadie en Colombia –ni en el mundo– se come el cuento de que la banda de “Timochenko” se desmovilizó para repartir medallitas de la Virgen del Carmen. Es evidente que la guerrilla firmó la “paz” para tratar de hacer de Colombia un país castrochavista.
¿Exagerado el comentario? Cómo no. Antes de llegar al poder ni Fidel Castro ni Hugo Chávez aceptaban que iban a hacer de Cuba y Venezuela países comunistas. Y ya sabemos todos en lo que terminaron estas dos naciones hermanas: pobres y con dictadores de lo peorcito que ha producido la historia.
Usted, presidente Santos, ha dicho y dice que prefiere a la guerrilla haciendo política que disparando fusiles. Váyase con ese manto a misa. El que es no deja de ser. Solo deles poder a las Farc –más del que tienen– y verá que hasta su señoría puede terminar empapelado o en el exilio. Con el terrorismo no se negocia. Eso lo sabe todo el mundo.
Cuando esta columna aparezca publicada, a Santos le quedarán 361 días de gobierno. Su popularidad ronda entre el 13% y el 20%. Esperemos que ese pequeño grupo de colombianos –seguramente confundido– tome consciencia y se dé cuenta de que estamos a tiro de quedarnos sin país.
El propósito en estos 12 meses es despedir a Santos con una aceptación de su gestión con un solo dígito. Si eso sucede, la historia recordará que entre 2010 y 2018 Colombia tuvo al peor presidente de su historia.
Publicado: agosto 11 de 2017