La violación

La violación

Daniel Samper, a la luz de la lexicología, evidentemente violó la intimidad de la hija recién nacida de Paloma Valencia.

Dice el lexicólogo español, don Mariano Arnal que el término violación (y consiguientemente el sujeto violador) procede de la terminología religiosa y es genérico para denominar la acción de entrar en algo sagrado, violentando. Por eso, dice Arnal, “la sustancia del mal no estaría tanto en la forma violenta, como en el hecho de profanar algo sagrado”. Arnal pone estos ejemplos: “se viola un vientre y se viola una tumba; se viola la correspondencia y se violan secretos; se violan derechos y se violan leyes; se violan tratados y se violan pactos”.

Arnal apunta que en todas estas expresiones está presente como denominador común una cierta violencia; pero junto a ella, y con no menor importancia, está el carácter de sagrado, de intocable, de todo aquello que puede ser objeto de violación. Por ejemplo, el nombre (el buen nombre) de una bebé, la intimidad sagrada de la cuna de una niña, la relación apacible y tranquila de la madre que recién dio a luz y su bebé -adorable para la madre y adorable para cualquiera persona que no sea violadora de esa relación sagrada-.

Arnal, que es un “especulador” de las etimologías, lanza esta magistral hipótesis: “para que se produzca violación, digo, no basta que se ejerza violencia (moral); es preciso además que aquello que es objeto de violencia, sea sagrado. Es decir que mientras podemos afirmar que en toda violación se da algún grado de violencia, no podemos decir que en toda violencia se produzca algún género de violación. Si aquello sobre lo que se ejerce violencia no es sagrado, no entra en el concepto de violación”.

LOS IRREVERENTES sí creen que la desafortunada y abusiva columna de Daniel Samper Ospina, en la que matonea insulta, se burla y descalifica a una menor de edad por el nombre que le pusieron sus progenitores, fue una violación, en toda la regla, de los sagrados derechos de una bebé y de su madre. Y, en consecuencia, aplica bien el idioma el presidente Uribe cuando califica al autor de la referida columna como el “violador de niños”, pues evidentemente el presidente está haciendo referencia al caso puntual del caso en el que Samper violó la intimidad de una bebé de pocas semanas de vida, como es el caso de la hija de la senadora del Centro Democrático, Paloma Valencia.

@IrreverentesCol

Publicado: julio 15 de 2017

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