Cuando el gobierno anunció la venta de Isagen, en todos los tonos y de todas las formas, la oposición argumentó porqué no debía enajenarse aquel activo de la nación.
Desde la Casa de Nariño, se delegó al errático ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas –muy mencionado en escándalos de corrupción como el de Dragacol- para que explicara que se trataba de un negocio maravilloso, en el que el Estado saldría de un activo, para invertir en otros activos que generarían progreso y desarrollo para todos los colombianos.
Se aseguró que buena parte del dinero que se iba a recibir, se invertiría en la construcción de las carreteras denominadas 4G.
La venta de las acciones de Isagen fue perfectamente irregular. Como es costumbre en el gobierno de Santos, ésta se hizo a un único oferente –la empresa canadiense Brookfield Fast Asset Management– que pagó $2 mil millones de dólares por el 57.6% de las acciones de esa empresa distribuidora de energía.
Desde las filas de la oposición, se denunciaron las múltiples irregularidades en ese proceso, empezando por las fundadas dudas sobre el comportamiento empresarial de la compañía que adquirió el paquete accionario. Así mismo, se denunció que el dinero no iba a ser invertido en las prometidas obras de infraestructura ni en las soñadas carreteras, sino en politiquería.
Ha pasado más de un año y medio desde que se hizo aquella controvertida, y para muchos ilegal venta.
En días pasados, el senador uribista Alfredo Ramos hizo una muy delicada denuncia: nadie sabe dónde está buena parte de los $6.5 billones de pesos que le entraron a la nación por la venta de Isagen.
Cuando tuvo lugar la venta, se acordó que el 10% de esos recursos sería destinado a las regiones donde Isagen tuviera algún tipo de injerencia.
A comienzos de este año, se le fijó un plazo de 3 meses a los ministerios de Minas y de Ambiente para que fijaran las reglas para la distribución de los $650 mil millones de pesos.
De acuerdo con lo denunciado por el senador Ramos, a la fecha no existe esa reglamentación.
El congresista se pregunta, ¿dónde está el dinero? Según el ministerio de Hacienda, esos recursos están depositados en una cuenta del Banco de la República.
Ramos, se dirigió al emisor y solicitó copia de todas las transacciones que se han realizado en la cuenta proveída por el ministerio de Hacienda. Luego de una minuciosa investigación, el senador pudo determinar que en aquella cuenta no hay una sola transacción que confirme que el dinero está depositado en el Banco de la República.
Resulta altamente preocupante que el gobierno diga que $650 mil millones de pesos de la venta de Isagen estén a buen recaudo del Banco de la República y que dicha entidad, que merece toda la credibilidad, diga que “no es posible encontrar en sus cuentas esa transacción”, tal y como denunció el doctor Ramos.
El gobierno de Santos, que es irresponsable y ligero en el manejo del dinero público, le dio un uso indebido a la plata que recibió el Estado por Isagen. El ministro de Hacienda, a quien hace más de un año y medio investigan en la fiscalía por aquella negociación, debe ponerle la cara al país y explicar, con documentos en mano, dónde está ese dinero y si ya no existe, contar en qué se gastó.
Si las sospechas del senador Alfredo Ramos se confirman, estaríamos frente a uno de los desfalcos más grandes de la historia y el doctor Mauricio Cárdenas, que tantas veces le ha hecho el quite a la justicia por cuenta de sus manejos habilidosos con la plata pública, tendrá que ser castigado penalmente por haber planificado y ejecutado aquel acto de corrupción.
Publicado: junio 12 de 2017
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