El presidente Donald Trump no dudó en manifestar su gran preocupación por el aumento exagerado de la coca en Colombia.
“Estamos alarmados con el aumento de la cocaína”. Con esa frase, empezó el presidente Donald Trump su intervención en la rueda de prensa conjunta luego de su reunión de menos de una hora con Juan Manuel Santos.
Lo que ha quedado en evidencia es la disparidad de las agendas de los dos gobiernos. Mientras Trump le asigna la mayor importancia a la lucha contra el narcotráfico, para Santos la erradicación de cultivos ilícitos fue prácticamente suspendida por imposición de la guerrilla terrorista y narcotraficante de las Farc. Aquello, se ha traducido en las casi 200 mil hectáreas de coca que hay en Colombia.
Uno de los argumentos que el presidente de los Estados Unidos invoca para justificar la construcción de un muro en la frontera que separa a su país de México es, precisamente, el de impedir el tráfico de estupefacientes y el tránsito de narcotraficantes, a quienes Trump llama “bad hombres”.
Otro punto de la discordia es el de los cabecillas de las Farc. Para el gobierno de los Estados Unidos, Timochenko, Iván Márquez, Pastor Alape, Pablo Catatumbo, Fabián Ramírez, Carlos Antonio Lozada y demás bandoleros, no son otra cosa que un grupo de peligrosos terorristas y mafiosos que deben ser remitidos en el término de la distancia ante la justicia de ese país; para Juan Manuel Santos, esos sujetos son actores políticos que merecen ser convertidos en los cogobernantes de Colombia y sus múltiples crímenes –muchos de ellos de lesa humanidad- deben ser perdonados.
Otra disimilitud entre los dos gobiernos tiene que ver con Venezuela. Donald Trump tiene claro que el de Maduro no es un gobierno legítimo, sino una brutal, corrupta, criminal y despiadada dictadura que tiene que ser removida para darle paso a la libertad del oprimido pueblo venezolano. Santos, en cambio, le debe su permanencia en el gobierno a Maduro quien cada vez que puede, se lo enrostra. Si Santos pudo finiquitar su acuerdo con alias Timochenko, fue en buena medida por la intercesión de dos satrapías comunistas: la de Cuba y la de Venezuela.
Trump ve en Nicolás Maduro a un enemigo y Santos ve en el dictador venezolano a un “mejor amigo”.
“Más claro no canta un gallo”
La rueda de prensa entre los dos presidentes puso de manifiesto las diferencias entre sus administraciones. Trump concentrado en sus asuntos y Santos, desesperado tratándole de sacar punta a su proceso con las Farc, llegando al extremo de mentir abierta y descaradamente cuando afirmó que gracias a la firma de “la paz”, en nuestro país se podría hacer una verdadera sustitución de cultivos.
No podrá el presidente de Colombia engañar al mundo entero con el cuento de que las plantaciones de coca llegaron al punto más alto de la historia como preámbulo para una sustitución de los mismos.
La coca debe ser erradicada y en Colombia fueron muchas las vidas que se perdieron en ese propósito, pero los resultados fueron evidentes. Nuestro país se convirtió en un mar de cultivos ilícitos como consecuencia del mal llamado proceso de paz. Las Farc, que son el más peligroso cartel del narcotráfico del planeta, exigieron la suspensión de la fumigación aérea y el gobierno colombiano cedió ante semejante demanda. Los resultados saltan a los ojos.
El desespero de Santos por lograr que el presidente Donald Trump le valide su proceso con las Farc, lo llevó a exclamar que “más claro no canta un gallo”, cuando el mandatario norteamericano, se limitó a felicitar al presidente colombiano por haber “hecho la paz”.
Pero lo que llama la atención es que el periodista le preguntó al señor Trump sobre su opinión respecto al proceso Santos-Farc. El presidente estadounidense se desvió del asunto hablando del esfuerzo hecho por Santos, pero se abstuvo de referirse de manera directa al tema. Entonces, no se entiende a cuál claridad se refiere Santos, si Trump simplemente reconoció el esfuerzo de haber llegado a un entendimiento con los terroristas, pero sin ir más allá.
Culminado el breve encuentro, Santos regresará a Colombia a lidiar con una dificultad evidente: la reacción desproporcionada que vendrá desde Venezuela por cuenta de las declaraciones que a su lado dio el presidente Trump.
El “mejor amigo” de Santos, Nicolás Maduro, le cobrará bastante caro el haber coadyuvado el mensaje del gobernante de los Estados Unidos tendiente a buscar una solución rápida para devolver la libertad y la gobernabilidad democrática en Venezuela.
Publicado: mayo 19 de 2017