Las Farc han estado cuadrando una a una todas las piezas de su estrategia de poder político, económico y territorial.
Poco a poco las evidencias han venido confirmando que en los acuerdos de paz las Farc no le están jugando limpio al país. Han venido utilizando los diálogos y los acuerdos de paz con el gobierno nacional para estructurar paso a paso una estrategia de paz armada que busca el control económico, político y poblacional de amplias regiones del territorio nacional. Su sustento depende de seguir manejando el negocio del narcotráfico conservando para ello una estructura armada clandestina y mafiosa.
Para desarrollar esa estrategia en los acuerdos con el gobierno han logrado hacer coincidir las Zonas Veredales Transitorias de Desmovilización, las Circunscripciones Especiales de Paz y las zonas de cultivos de coca. Para implementar esa estrategia las Farc no desmovilizarán a todos sus hombres ni entregarán todas sus armas, y seguirán vinculadas al narcotráfico.
El epicentro del futuro control territorial son las Zonas Veredales. Aunque en los acuerdos de paz esas Zonas deberían ser una especie de campamentos transitorios que sirvan de escenarios para la concentración de los miembros de las Farc y su desarme y desmovilización, la forma como se están construyendo, con la anuencia del gobierno, evidencia que el propósito de ese grupo guerrillero es construir asentamientos con vocación de permanencia para que durante los próximos años se conviertan en los centros nodales desde donde se desarrollaría su estrategia de control territorial.
El otro elemento de esta estrategia son las Circunscripciones Especiales, que son 16 áreas relativamente extensas, cada una de las cuales abarca varios municipios, algunas de ellas más de 10 y una 24 municipios. En cada una de ellas se elegirá un miembro de la Cámara de Representantes y su localización fue determinada por las FARC con la anuencia del gobierno. Allí los partidos políticos democráticos que hoy tienen parlamentarios no podrán presentar candidatos, solo lo podrán hacer distinto tipo de las llamadas organizaciones comunitarias, que en esas zonas con controladas y dirigidas por miembros, simpatizantes y milicias de las Farc. De esta manera, las Farc tendrán 16 parlamentarios adicionales a los otros 10 que los acuerdos de paz les concedieron en las circunscripciones electorales normales, sin importar el número de votos que obtengan sus candidatos.
Pero el elemento clave de la estrategia de control territorial de las Farc es la persistencia del narcotráfico. En efecto, como resultado de los acuerdos de paz el Estado colombiano renunció a la fumigación aérea de los cultivos de coca, que ha sido el único instrumento que ha mostrado eficacia para disminuir esos cultivos sustancialmente. Según los acuerdos, en adelante la erradicación de la coca será concertada, manual, gradual y voluntaria por parte de los cocaleros, pero solo después de que el Estado haya realizado grandes inversiones económicas y sociales en esas zonas, para garantizar la sustitución de esos cultivos por cultivos legales. Dadas las estrecheces fiscales de un país de desarrollo medio como Colombia, esas inversiones podrían demorar décadas. El resultado evidente de esos acuerdos es que se han multiplicado los cultivos de coca y la producción de cocaína, y que seguirán creciendo en los próximos años. El comprobado control de las Farc de este negocio le ha generado enormes ingresos en el pasado y se los seguirá generando en el futuro, como parte fundamental de su estrategia de control territorial.
En los acuerdos con el gobierno las Farc han logrado hacer coincidir en unos mismos territorios las Zonas Veredales, las Circunscripciones Especiales y las zonas de mayor concentración de cultivos de coca. Esta coincidencia no es casual; por el contrario, es el eje de su estrategia de control territorial. En efecto, como lo corrobora un informe de La Silla Vacía, con excepción de la Zona Veredal de Icononzo, Tolima, todas las Zonas Veredales están ubicadas dentro de Circunscripciones Especiales. Así mismo, 13 de las 16 Circunscripciones Especiales contienen cultivos de coca: en 124 de los 167 municipios que integran esas Circunscripciones existen cultivos de coca. Por ejemplo, la Circunscripción número 10 tiene como “capital” la Zona Veredal de Tumaco y está conformada por 11 municipios , todos los cuales tienen cultivos de coca, y allí se encuentra una de las mayores concentraciones de hectáreas de coca del país. Más aún, en el conjunto de las Circunscripciones hay 88.339 hectáreas de coca de un total 96.084 hectáreas reportadas en todo el país por las cifras oficiales para el año 2015. Esto significa que en esas Circunscripciones, que estarán bajo el control político y armado de las Farc, está ubicado el 91% de los cultivos de coca del país. Ni más ni menos.
En efecto, para mantener el control de la población y del negocio del narcotráfico las Farc necesitan conservar un poder armado clandestino, al mismo tiempo que un partido político legal con nutrida representación parlamentaria. Para las Farc esta no es una combinación extraña puesto que la han practicado desde su mismo origen, cuando nacieron como brazo armado del Partido Comunista. Esto implica que las Farc no van a desmovilizar a todos sus hombres ni van a entregar todas sus armas. Según informes de los organismos de inteligencia del Estado colombiano las Farc tendrían entre 20 mil y 40 mil armas de fuego. Sin embargo, en el actual proceso de desarme las Farc solo han registrado 7 mil armas, que equivaldrían a una tercera o cuarta parte de las que tienen en su poder. El resto de las armas quedarían en manos de milicianos que se mantendrán activos y a los que los acuerdos no han obligado a concentrarse en las Zonas Veredales para verificar su desmovilización, desarme y reincorporación a la vida civil.
Así las cosas, con la inadvertencia del gobierno nacional, durante las conversaciones de paz, las Farc han estado cuadrando una a una todas las piezas de su estrategia de poder político, económico y territorial para el denominado “postconflicto”, y que tiene como requisitos básicos que ni su desarme ni su desmovilización sean completas, así como su permanencia en el negocio del narcotráfico. En el menos grave de los casos el gobierno nacional ha sido el idiota útil que les ha permitido organizar esa estrategia.
Publicado: mayo 3 de 2017