Después de haber logrado que el gobierno les hipotecara todo a cambio de la firma del supuesto acuerdo de paz, las Farc han venido cumpliendo a cuenta gotas lo que prometieron. Muy pendejos si no lo hacen, ya ganaron en los escritorios la guerra que nunca pudieron ganar en el monte.
Y es que cada día nos damos cuenta de los exabruptos que firmó el gobierno para lograr el acuerdo. Si hiciéramos un ranking sobre qué fue lo peor que firmó, no sabría qué quedaría de segundo ya que todo empata en el primer lugar: el bloque de constitucionalidad, la JEP, la impunidad, la reforma electoral, las curules gratis y eso sin contar lo que firmaron por debajo de la mesa que no sabemos qué es, pero cada vez que sale algo adicional quedamos atónitos.
Creo que es correcto cuando los representantes de Centro Democrático hablan de ganar las elecciones para cambiar o modificar los acuerdos. El 2 de octubre el país voto No y el gobierno hizo conejo, defraudó al país y demostró que la constitución, las leyes y la voluntad popular se pueden ferrocarrilear.
El gobierno se hace el de la vista gorda con todo lo que pasa; no solo en Venezuela, sino en Colombia. La entrega de los menores a paso de tortuga, la entrega de armas bajo un total hermetismo; nunca sabremos qué pasó ahí, ni cuantas fueron o si verdaderamente las entregaron.
Ni el Congreso ni las Cortes son contestatarias. Están entregadas al acuerdo y el acuerdo lo manejan de cabo a rabo unos señores llamados Enrique Santiago y Álvaro Leyva. Ellos hacen las leyes y definen los pasos a seguir; al final ni el mismo gobierno manda. El verdadero poder ya son las Farc.
¿Y si les entregaron el poder, van a cumplir? No son pendejos, ya ganaron.
Viendo los últimos acontecimientos ocurridos en Venezuela -el desabastecimiento, el crecimiento de la pobreza, el hambre, la falta de derechos humanos, la persecución a la oposición, etc.- no deja de causar sorpresa que nuestros dirigentes no piensen que vamos por ese camino. A buen paso, ya se destrozó la Constitución, el aparato judicial está totalmente corroído, el Congreso vendido al gobierno y la «Prosperidad para todos» solo es para las Farc.
Un aire se puso el presidente con la tragedia de Mocoa. Ha ido tres días a mirar personalmente los temas; apuesta peligrosa que en el corto plazo le dará réditos, pero seguramente en el mediano se le devolverá. El anquilosamiento y la corrupción no dejan funcionar al Estado y estas tragedias necesitan soluciones prontas y buenas que, claramente, no se van a hacer.
Publicado: abril 10 de 2017