Análisis de Camilo Rubiano Becerra
El sábado pasado, oficialmente inició el calendario electoral que termina en las decisiones que los colombianos tomarán en las elecciones del 2018 para elegir la composición de las dos cámaras en el Congreso de la República, y así mismo, elegir el próximo Presidente y Vicepresidente de los colombianos.
En estos casos, el rol de los jóvenes debe ser protagónico, la participación debe ser activa y masiva, algo que garantizaría darle un vuelco a la política colombiana, que ha estado liderada por castas políticas tradicionales, que no permiten relevos generacionales.
En días pasados, participé en un debate con el viceministro del Interior sobre la reforma política que su jefe, el ministro Cristo, había propuesto. Buscaban que los jóvenes desde los 16 años votaran, volver obligatorio el voto y desmontar la figura del vicepresidente, algo que a simple luz no parecería descabellado. Lo delicado de esto fue, primero, que la propuesta fue lanzada a menos de 13 meses de las elecciones, alterando a última hora las reglas del juego. Segundo, que querían tramitarlas por el fast track, abusando de este vehículo transitorio que permitió de manera incorrecta la Corte Constitucional y por último y lo más grave es que con esta propuesta no estaban pensando en los jóvenes, sino en la cortina de humo que debían montar, para desviar la atención de la opinión sobre los casos de corrupción en los que el presidente y su gobierno están involucrados.
En ese mismo programa, le recalqué al viceministro, que si querían promover la participación de los jóvenes en la política, estaban muy equivocados si pensaban que ese era el macanismo. La única forma de garantizarle a los jóvenes la participación en política, es con verdaderas herramientas que les permitan consolidar su participación, con espacios claros y asegurados en las listas, y por qué no, con circunscripciones especiales y con métodos especiales de financiación que les permitan competir en igualdad de condiciones. Aquellas reformas sí podrían promover y garantizar la participación de los jóvenes en la política.
La hora del cambio llegó, los jóvenes estamos obligados a asumir las banderas de la política de este país y con eso lograr hacer una política basada en principios y propuestas, que siempre tenga como único objetivo el bien común y donde logremos erradicar las practicas clientelistas y politiqueras que lo único que le han causado al país es atraso, pobreza y desigualdad. Igualmente, los partidos políticos deben promover esos cambios y por eso cito un tweet de Alicia Arango donde señala “Los partidos modernos debe preferir la juventud y la modernidad a las castas políticas tradicionales”
Ante esto, todos los jóvenes debemos actuar y buscar lo mejor para Colombia.
¡El cambio, es ahora!
Publicado: marzo 13 de 2017