William de Jesús Mazo Pérez, sacerdote, fue condenado a 33 años de prisión por haber abusado sexualmente de cuatro niños en la ciudad de Cali en el año 2009. La Arquidiócesis de Cali, salió en defensa del abusador, señalando, “palabras más palabras menos”, que el abuso era responsabilidad de los padres de los menores por no haberlos educado correctamente.
«La conducta del señor Mazo Pérez no puede mirarse de manera aislada… Hoy su despacho debe mirar si la participación de las hoy llamadas víctimas indirectas (padres, abuelas y tío) fue la más coherente al sentido común (…) y el juicio de reproche sobre si se hizo como familia lo que se tenía que hacer…» fue el argumento presentado por Walther Collazos, apoderado de la Arquidiócesis, ante el Juzgado 22 Penal.
La Arquidiócesis, en lugar de reprochar los hechos, ponerse del lado de las víctimas, protegerlos, repararlos y sancionar al abusador, terminó justificando el abuso. Es una revictimización a los niños y a sus familias. La obligación de la Iglesia no es defender al abusador, la obligación de la Iglesia es impedir que esto se repita, colaborar con la justicia, pedir perdón, expulsar y excomulgar a los responsables.
Como católico siento vergüenza con esas familias. Ojalá la Nunciatura y el Cardenal Primado, Monseñor Salazar, desautoricen al Arzobispo de Cali, Darío Monsalve. Es tan depravado el abusador como quien lo justifica. Las víctimas, los católicos y la sociedad en general, necesitamos que la Iglesia asuma la defensa de nuestros niños y empiece una cruzada contra los pedófilos y contra quienes los encubren y justifican, que en últimas son cómplices de los pederastas.
Es doloroso ver cómo la Iglesia pierde credibilidad con estos hechos. El Arzobispo de Cali resultó siendo el Bernard Law criollo. El Obispo de Boston que durante años (1984-2002) encubrió el abuso sexual a niños por parte de decenas de sacerdotes pedófilos, según lo demostró la investigación “Spotlight” del Boston Globe. Law dimitió pero Monsalve se justifica.
El aterrador caso de Marcial Maciel en Méjico, lo revelado por los Informes Ryan y Murphy en Irlanda, donde se descubrió cómo la policía, la fiscalía y la Iglesia encubrían a los curas pedófilos que durante años abusaron de centenares de niños en orfanatos y colegios. En Colombia hay, al menos, 18 curas acusados de abuso sexual a menores. Es una situación dramática que mancha la maravillosa labor de una institución, que en Colombia, muchas veces, reemplaza la ausencia del Estado.
La gran mayoría de los sacerdotes católicos, son personas entregadas a Dios, al servicio de los más necesitados, personas ejemplares que merecen la admiración y el respeto de toda la sociedad. Por eso le corresponde a la Iglesia ser la primera institución en rechazar la pederastia y nos corresponde a los católicos ser los primeros en exigírselo.
Publicado: febrero 17 de 2017