Benedetti despertando lástima

Benedetti despertando lástima

Los colombianos no pueden dejar de conocer las artimañas del delincuente Armando Benedetti, un profesional de la corrupción, la mentira, la trapisonda, el engaño, los vicios, las depravaciones, la degeneración, la trampa, la malversación, la agresión a mujeres y, por supuesto, el robo. 

Procesado por múltiples delitos, la justicia corrupta colombiana se ha encargado de hacerle la segunda. Hace pocos días apareció un audio suyo aseverando que la fiscalía estaba a su servicio, a través del ahora cuestionado Gabriel Ramón Jaimes, funcionario que no ha hecho las claridades correspondientes y que está en mora de poner la cara y dar las explicaciones suficientes. 

Benedetti calculó que su nombramiento como ministro de Petro apaciguaría los ánimos de los colombianos decentes que lo señalan y lo repudian. Nada de eso sucederá. Él es el asqueroso reflejo de la podredumbre moral que carcome a Colombia. 

Ha despertado una profunda decepción la constatación de que, durante el gobierno de Iván Duque, Benedetti recibió prebendas burocráticas. Hasta una de sus “queridas” -hoy representante a la Cámara- fue nombrada por la madrina de la corrupción, la ministra duquista Alicia Arango. 

Que nadie se llame a engaños: Armando Benedetti es un hampón que no conoce límites. Él sacrifica lo que sea, hasta su propia dignidad -en el supuesto de que la tuviera- para mimetizar sus fechorías.

A lo único que no había apelado es a la lástima. De manera torpe golpeó a las puertas de periodistas lagartos como Yamid Amat buscando que el decrépito reportero le hiciera un deleznable publirreportaje, en el que habló de sus miserias humanas. 

Mostrándose como un pobre hombre al que sus debilidades de carácter lo condujeron por los horribles senderos de las drogas, le ha notificado a los colombianos que lleva siete meses sin consumir las porquerías de las que depende su miserable existencia. 

El Benedetti que compareció ante el obsoleto Amat, es un pobre hombre incomprendido, triste, arrepentido e iluminado por Dios. Pamplinas. Armando Benedetti es un psicópata incapaz de sentir un mínimo de caridad humana, de cumplir las normas de convivencia ciudadana, de respetar el tesoro público, y de contenerse ante una dosis de cocaína. 

¡Claro que el ministro de Petro es un enfermo, pero por apropiarse de lo ajeno! Más grave que su adicción a las drogas, es su compulsión por violar la ley.

La jugada propagandística evidentemente surtirá efecto en el petrismo, donde abundan los analfabetos funcionales que aplauden como autómatas todas las imbecilidades del gobierno. 

Con el mismo ímpetu que aplauden los paseos de Petro con transexuales, celebran con exagerado alborozo que sea un indigente moral incapaz de controlar su consumo de cocaína, o que su pretendida esposa se pasee por el planeta con pasajes y viáticos oficiales, o que la entelerida Laura Sarabia -la que según Leyva Durán “le satisface necesidades personales” al presidente- se esté robando todo lo que se le pasa por delante. 

No deja de llamar la atención que esta nueva movida turbia de Benedetti, pretendiendo “sensibilizar” los corazones de los colombianos, haya surgido en pleno proceso de delación de la UNGRD, de alias Papá Pitufo, o cuando ha empezado el juicio al que fue llamado para que responda por múltiples delitos relacionados con su participación decidida en el desfalco de una entidad pública. 

Conviene subrayarlo: si Armando Benedetti tiene que vender a su progenitora para salvar su pellejo, lo hará así el comprador sea un reconocido falsificador de billetes. 

@IrreverentesCol

Publicado: abril 28 de 2025

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