Adiós a un líder que llenó de grandeza a Colombia

Adiós a un líder que llenó de grandeza a Colombia

“El cultivo del café es sangre Colombiana, es salud del pueblo, es mengua de la raza”. “El café se planta de rodillas, con solo lluvias sobe las espaldas y el rostro frente al surco, y se recolecta con los brazos en alto. Dos nobles y ancestrales ademanes del hombre, para implorar perdón o beneficios”. Luis Guillermo Echeverri Abad.

Colombia se hizo grande y se hizo conocer en todo el mundo gracias a la rica, laboriosa y compleja cultura que envuelve el cultivo del café. La naturaleza democrática y equitativa de la caficultura nacional parió y formo familias hacendosas llenas de seres íntegros y honorables, y lideres con valores cívicos que supieron invertir la riqueza del oro en actividades dignas en el campo, y en industria y comercio a medida que se desarrollaron los centros urbanos.

La cultura del café forjó los líderes que crearon el sistema institucional asociativo que le generó progreso, crecimiento y desarrollo a la nación. Y después de esos dos hijos que le regaló Antioquia a Colombia que fueron la Federación Nacional de Cafeteros y la ANDI, le dio el departamento a la patria un gran líder, un maestro y un mentor de cientos de miles de cultivadores de café, el Doctor Jorge Cárdenas Gutiérrez.

Si hay algo que enaltece las virtudes del ser humano en esta vida es ser agradecido, y ser capaz de reconocer qué solo somos lo que vemos en aquellas personas especiales de quienes hemos tenido el privilegio de aprender. Un mentor es más que un maestro, es un hombre curtido de experiencias que no requiere presumir de sabiduría pues su luz interna lo convierte en un faro de conocimientos que irradian a quienes lo rodean en cada episodio de su obrar y su existir.

Hoy tengo el espíritu lleno de gratitud con la vida y con mi padre Fabio Echeverri Correa por su ejemplo y por haberme dado la libertad y la oportunidad de aprender de grandes mentores y maestros de la vida, personas maravillosas como los industriales Don Elkin y Don Norman Echavarría Olózaga, Don Gregorio Moreno Pidal, mi otro padre y maestro en los artes de la doma y el Rejoneo, el Dr. Daniel Sisler, mi tutor en la Universidad de Cornell, un invidente que tenía la virtud de ver más lejos y más claro que cualquier vidente, el Dr. Jorge Cárdenas Gutiérrez quien me enseñó a pensar en grande y navegar en el mundo de los asuntos internacionales, y el Doctor Enrique Iglesias mi maestro en asuntos de desarrollo socio-económico en el BID.

Con gran tristeza escribo estas líneas para sus cuatro hijos, sus familiares y para la inmensidad de personas cuyas vidas fueron alcanzadas por el gran corazón, la humanidad, la generosidad, la sabiduría y la sencillez del Doctor Jorge Cárdenas Gutiérrez.

El país entero le debe rendir hoy homenaje a este al gran ser humano, un visionario, un paladín, gran jefe, esposo, padre, mentor y patriota. Pierde Colombia uno de sus grandes líderes gremiales a lo largo de su historia moderna.

Y se nos fue justo cuando más se necesitan cabezas transformadoras, honorables, respetables y conocedoras que saquen el país de la nefasta situación en que ha caído una sociedad llena de egos, vanidades y marrullas propias del oportunismo bisoño de cabilderos clientelistas que anteponen intereses individuales al sentido patriota con que se debe custodiar la institucionalidad democrática y gremial del país.

El Doctor Cárdenas fue ejemplo de cómo se debe manejar el poder representativo que por décadas le otorgaron más de medio millón de familias caficultoras de 22 departamentos productores de todo el país. Como líder de la cooperativa agrícola más grande del mundo, brillo con sencillez, calidez humana, sabiduría, conocimiento detallado de toda la realidad nacional e internacional de los negocios y la formación de políticas.

El Doctor Jorge fue un hombre ecuánime que siempre le entregó su tiempo y su sapiencia por igual a escuchar las ideas y solicitudes de un lustrabotas, un lotero, un neófito asistente, un ministro o un jefe de Estado.

Siempre defendió el bienestar del caficultor colombiano, lucho con éxito por el desarrollo humano y económico de las zonas de cultivo cuando la política se lo negó, capoteó con astucia las complejas relaciones y disputas entre gobiernos liberales y conservadores que quisieron lucrarse de aquello que solo le pertenece al sufrido campesinado nacional.

Don Jorge siempre tuvo una voz de ánimo para los demás y de él siempre se aprendía algo. Gracias a mi padre que fue su amigo desde la juventud y su gran compañero en la dirigencia gremial del país productivo, tuve el honor de su confianza y de trabajar para él, de aprender de sus iniciativas y en ricas y profundas conversaciones, y de verlo dominar el congreso mundial del café que se daba anualmente en Boca Ratón, en donde se le reconocía como el gran “gerente general” del legendario “Juan Valdez” y como una de las figuras más destacadas de toda la caficultura global.

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