Show de pirotecnia

Show de pirotecnia

Se ha dicho que en la crisis que Petro desató con el gobierno entrante de los Estados Unidos, todos pierden. La afirmación no es del todo cierta, porque hay un ganador evidente: el gobierno de Colombia. 

Y no porque se haya enaltecido la cacareada “dignidad”, ni porque el mandatario de los colombianos le haya ganado el pulso al señor presidente Trump. No. El régimen gana porque ha logrado que la opinión pública se concentre en el debate internacional, y no en la dramática crisis que se vive al interior del país. 

La criminalidad se ha desbordado por cuenta de la complicidad de un gobierno que no oculta su interés por fortalecer a las estructuras ilegales. La Fuerza Pública está prácticamente paralizada, mientras los ciudadanos notan el vertiginoso deterioro de su libertad. 

El balance de la supresión de plantaciones ilícitas resulta alarmantemente grave. Las cifras oficiales indican que en 2024 únicamente fueron erradicadas 9,400 hectáreas, el registro más bajo jamás documentado. 

Para entender el monumental desplome, en 2020 -gobierno Duque- se erradicaron más de 130 mil hectáreas. En el gobierno anterior, Colombia logró liberarse de 457 mil hectáreas de cultivos ilícitos. Durante los dos primeros años de Petro, no se llegaron ni siquiera a las 30 mil. 

Al gobierno le viene como anillo al dedo que la atención mediática esté enfocada en los deportados, discutiendo baladronadas como la de si deben ser esposados o no durante el traslado a Colombia, o si es viable contratar un crucero para traerlos desde Norteamérica.

Por supuesto, de los escándalos de corrupción ya nadie se acuerda. El desfalco de la UNGRD es historia patria.

Durante la era de Olmedo López, el presupuesto de esa entidad servía para comprar congresistas. Ahora, para contratar suripantas virtuales cuyo principal mérito es el de alternar sus actividades “profesionales” con el activismo digital a favor de Petro y los suyos. 

Se aceptó sin mayores objeciones el polémico nombramiento de la ladronzuela Laura Sarabia como ministra de Relaciones Exteriores. La nueva jefa de la diplomacia de Colombia es una mujer de la peor calaña, que se inauguró en el mundo delincuencial de la mano de Armando Benedetti, su maestro, guía y faro.

No puede soslayarse que una de las grandes proezas de Sarabia consistió en robarse la tarjeta de crédito de una compañera de trabajo para hacer compras en una tienda española. La víctima denunció el atraco, pero como es natural en la Colombia socialcomunista, el asunto quedó impune. 

Gracias al show de Petro, altos funcionarios del gobierno han seguido burlándose de la acción de la justicia, particularmente el exjefe de la policía política Carlos Ramón González -hasta hace pocos meses el hombre fuerte, el Vladimiro Montesinos del petrismo-, y los exministros Velasco -Interior- y Bonilla -Hacienda-, untados hasta la coronilla en la compra de congresistas con dineros de la contratación pública. 

Los espectáculos de fuegos artificiales logran que los asistentes pongan sus ojos en el cielo, sin advertir nada de lo que sucede en la tierra mientras los cohetes explotan y las luces iluminan el firmamento. La pregunta es: ¿Hasta cuándo Petro podrá tener a los colombianos entretenidos con su necia, absurda y de antemano perdida pelea con el presidente de los Estados Unidos? 

@IrreverentesCol

Publicado: febrero 3 de 2025

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