Venezuela no podrá salvarse

Venezuela no podrá salvarse

Es de insensatos juzgar, cuestionar o desacreditar a los valientes que ejercen la oposición a la dictadura venezolana. Quienes tienen el coraje de enfrentar tiranías, conscientes de los riesgos que corren, son seres merecedores de toda consideración. 

En esa línea, los que critican a María Corina Machado no son más que unos necios a los que habría que preguntarles qué otra alternativa proponen para hacerle frente a la satrapía. La historia reciente provee una generosa cantidad de ejemplos de héroes, una cantidad considerable de ellos sin reconocimiento, que se jugaron la vida -muchos la perdieron- enfrentando a los regímenes opresores.

Durante la ocupación alemana, la resistencia francesa, operando con las uñas, sin dinero, sin equipos de guerra, sin entrenamiento, logró dificultar la existencia de los nazis, a través de operaciones de sabotaje a las vías férreas, fabricas, puentes y líneas de comunicación. 

Gracias a las labores de inteligencia adelantadas por integrantes de la resistencia, como Virginia Hall, la “dama coja”, se pudieron planificar operaciones de gran calado, como el desembarco en Normandía. 

Retomando el caso venezolano, era muy poco probable que el proceso electoral del año pasado desembocara en una salida pacífica de la narcodictadura. Hasta los dirigentes de la oposición sabían que Maduro iba a desconocer los resultados y por esa razón tenían montada la monumental y admirable operación de compilación de actas. Creyeron, y ahí se equivocaron, que con la mera revelación de los documentos que confirman el fraude lograrían el desalojo de Maduro y sus esbirros. 

La gran apuesta de la oposición venezolana está en la acción de la llamada “comunidad internacional”, particularmente en la de los Estados Unidos. Tienen la vana esperanza de que desde afuera les solucionarán su problema. 

Los Estados Unidos no son el policía del mundo. El pueblo venezolano a través de unas elecciones libres llevó a Hugo Chávez al poder. Jamás podrán alegar que fueron engañados. Se sabía de la catadura de ese miserable. Sus garras criminales eran notorias . No pocas personas, empezando por el expresidente Carlos Andrés Pérez, alzaron su voz para implorar que no fuera elegido. 

¿Por qué los americanos tendrían que arriesgar la vida de sus soldados y gastar miles de millones de dólares en una intervención militar en Venezuela como la que propone el expresidente Álvaro Uribe? Es humanamente doloroso lo que sucede en ese país, pero, de nuevo, ese es un asunto que los venezolanos deberán tramitar por sí mismos, con sus propios hombres y recursos económicos. 

Al margen de esas consideraciones, lo cierto es que ese país no tiene salvación y ese no es un diagnóstico de ahora. Están profundamente errados quienes sostienen que Maduro instauró el régimen dictatorial el pasado 10 de enero.

La democracia de ese país se extinguió en el preciso momento en que Chávez tomó el poder. 

Las dictaduras comunistas no colapsan sosegadamente. Caen como consecuencia de una acción contundente impulsada por la ira ciudadana que se resiste a vivir eternamente bajo la opresión. Rumania se sacudió de la barbarie comunista cuando el pueblo resolvió sacar del poder y fusilar inmediatamente a Ceaușescu y su perversa esposa. 

¿Los venezolanos serán capaces de organizar a un comando que se encargue de pasar por las armas a Maduro, Diosdado Cabello, los hermanos Rodríguez, pero sobre todo al eje central del régimen, Vladimir Padrino? Por desgracia, esa es la única forma de arrancar de raíz la perversidad que ellos mismos sembraron aquel fatídico 2 de febrero de 1999, día en el que le extendieron la alfombra roja a Hugo Chávez.

@IrreverentesCol

Publicado: enero 13 de 2025

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