A través de un estupendo proceso de constatación, el abogado Miller Soto logró comprobar que Petro miente cuando afirma que los mensajes de exaltación a la pedofilia, a la violencia sexual y al consumo de drogas de Daniel Mendoza no fueron extractados de un libro.
El trabajo del doctor Soto, que nadie había querido hacer en el pasado, fue sencillo: tomó el libro de Mendoza y buscó las frases publicadas en Twitter -hoy X-, encontrando que solo 4 de 55, y precisamente las de menor contenido violento, están en sus páginas.
Miller Soto demolió la explicación estúpida esgrimida por Mendoza, quien alegaba que esas no son sus palabras, sino la de los “personajes” de lo que él llama “novela”. Petro, por su parte, quedó retratado como el encubridor de un sujeto ruin que expresa las más sucias y delictivas depravaciones sexuales, muchas de ellas, como se lee en los nauseabundos textos, con “niñas”.
Mendoza no será el embajador de Petro en Tailandia. En consecuencia, el cargo continúa vacante. Si el propósito del presidente es enviar a una persona que lo represente de cabo a rabo, tiene a la mano muchísimas posibilidades; sobreabundan los depravados, los sicarios morales, los infames, los granujas, los trúhanes, los buscavidas y los mentirosos, características elementales para ser un petrista en todo el sentido de la expresión.
Petro no es imbécil. El conoce plenamente la calaña de Daniel Mendoza. Es consciente de que, bajo ninguna circunstancia, ese sujeto tiene el perfil para trabajar en un gobierno, así sea en el más bajo e insignificante de los cargos.
Intentó meterlo al servicio diplomático motivado por su desagradable sed de venganza contra un sector importante de la sociedad colombiana que acompaña políticamente al expresidente Uribe. Se ha dicho hasta la saciedad: Petro entiende el poder como un mecanismo para desquitarse, para ajustar cuentas, para vengarse. Y eso se ve reflejado en los pésimos resultados del gobierno.
Han pasado dos años y medio, y sólo se han visto escandalos de corrupción, imágenes del presidente borracho, paseando con prostitutas transexuales en otros países, a la familia presidencial -que actúa como una banda criminal- haciendo de las suyas, a los ministros paralizados por su propia incompetencia y a las organizaciones delincuenciales creciendo exponencialmente a lo largo y ancho de la geografía. La lista de fallos del gobierno es bastante extensa.
La extrema izquierda aplaude a Mendoza por el bodrio audiovisual que hizo contra el presidente Uribe que, por cierto, tuvo que rectificar por orden de la propia Corte Constitucional, tribunal que tuteló los derechos del exmandatario colombiano.
El socialismo es sucio y tramposo. Se manifiesta a través de la infamia y la mentira. En el petrismo se han abierto camino los que impunemente insultan a quienes no piensan como ellos. Mientras los defensores de la democracia debaten con ideas y propuestas, los socialcomunistas criollos proceden a través de la bajeza, el insulto, la humillación, la persecución y el acoso.
Petro opera como los bandidos. Buscando fastidiar a Uribe, resolvió designar a Mendoza. Imaginó que con ese nombramiento aglutinaría a los suyos logrando un aplauso generalizado, mientras despertaba la iracundia del expresidente y principal opositor suyo. Quienes conocen al doctor Uribe Vélez saben que a él ese tipo de maniobras menores le importan muy poco.
La jugada salió mal. Los primeros en cuestionar el nombramiento fueron los propios copartidarios de Petro, empezando por la vicepresidenta, siguiendo por su embajadora en Viena y por un importante número de integrantes de la bancada de gobierno en el Congreso de la República. El “feminismo” de izquierda rechazó tajantemente la vinculación de ese enfermo al cuerpo diplomático. La sabiduría popular casi siempre acierta, y esta no fue la excepción: no hay cuña que más apriete que la del mismo palo.
Que a estas alturas, cuando está evidenciado que Mendoza no hizo citas de su libro, cuando está probado que Planeta -casa editora del bodrio en cuestión- no tuvo relación ninguna con esa cuenta de Twitter ni con sus sucias publicaciones, y que el fallido embajador una vez más ha mentido como el bellaco que es, Petro siga justificándolo, defendiéndolo, ensalzándolo hasta el delirio -lo ha comparado con Henry Miller-, es reflejo de la podredumbre moral de la persona que ejerce la presidencia.
Al fin y al cabo, Mendoza es un fiel exponente de la sucia ralea que gobierna a Colombia. Es uno de los suyos y, por lo tanto, es menester rodearlo en señal de camaradería y de agradecimiento por los servicios de sicariato moral que ha prestado, y que seguramente continuará ofreciéndole a la maligna causa socialista.
Cuánta razón le asiste al presidente Milei cuando sentencia que a los zurdos no hay que darles ni medio milímetro de ventaja. Que esas palabras sean una consigna irrenunciable en el nuevo año, cuando empieza el calentamiento de motores para las próximas elecciones presidenciales, en el supuesto de que las haya.
Publicado: diciembre 16 de 2024