Muriendo, todo sobra, Lope de Vega.
Si se presentó un sentimiento generalizado durante la noche de las velitas, es que Colombia está consciente que se cometió un error muy costoso al elegir al desgobierno amoral, déspota, corrupto, decreciente, pegasus, sin visa para Londres, pero con embajada en Senegal y, por momentos sociópata, del Petro caos.
En estos días de fin de año pasó desapercebida la propuesta del minsalud Jaramillo consistente en que se buscará implementar un programa de salud mental. En principio, la iniciativa de Jaramillo parece razonable porque si hay un fenómeno que se presenta es que la salud se convierte en enfermedad mental por cuenta de las reformas en todos los sectores que se presentan ante el congreso de la república, el primer gran enfermo mental.
Yo, un simple ciudadano de a pie, me pregunto cada vez que veo una imagen del congreso de la república sesionando en medio de semejante desorden, donde nadie respeta el orden del día, la palabra del otro, un congreso ante la decadencia como diría Álvaro Gómez Hurtado; me pregunto si no se convirtió en un enfermo mental cuando aprueba semejante esperpento de reforma de salud que está teniendo unas consecuencias a tal punto que medicamentos tan básicos como Levotiroxina de 50 mcg ya no se encuentran en los dispensarios como Audifarma, una entidad que funcionaba para bien de millones de pacientes pero que nos anunció la semana pasada que ingresa en proceso de liquidación por la deuda acumulada.
Yo me pregunto, cómo fue posible que el mismo congreso de la república con pleno aval de todos los partidos políticos aprobara la reforma tributaria del exministro Ocampo, con su sonrisa irónica, que está teniendo sus consecuencias a nivel productivo y comercial.
Conocido el mayor escándalo de corrupción en tiempo presente como es el caso de la UNGRD, yo me pregunto cómo fue posible que se aprobaran los archivos de moción de censura a los ministros Bonilla y Velásquez por parte de los partidos políticos que se dicen ser de oposición.
Yo me pregunto el cómo y porqué no avanzan las más de 110 demandas que se presentan en la cámara de acusaciones de la cámara de representantes.
Yo me pregunto el porqué a ninguno de los partidos políticos les interesa aplicar el artículo 109.
Yo me pregunto cómo es posible que continue el señor Roa como presidente de Ecopetrol.
Yo me pregunto cómo es posible que la misma izquierda no se de cuenta que este desgobierno del Petro caos nos está llevando a una dimensión desconocida de la cual nunca regresaremos.
Yo me pregunto cómo los estudiantes de las universidades públicas aceptan estudiar en la dictadura gramciana en que se encuentran.
Yo me pregunto el cómo y porqué no avanza el caso de Nicolás Petro en la Fgn.
Finalmente, no nos podía faltar la loca de la casa, como diría Lope de Vega, cuando el señor Petro en medio de su sociopatía vuelve a sacar la bandera del m-19, sin importarle el dolor de colombianos que sufrimos los embates de secuestros, tomas guerrilleras, reclutamiento de niños, niñas, en medio del acto al señor Mojica ante la mirada indolente de su cuerpo de seguridad y una leve reacción de la señora Laura Sarabia quien se está dando cuenta que se encuentra en medio de unos enfermos mentales y emocionales que se están llevando por delante al país entero.
La pregunta sería: ¿Colombia tiene claro que no se arregla con pañitos de agua tibia o seguirá con la dictadura gramciana de la batalla cultural?