No son pocos los señalamientos que pesan contra el sucio exasesor de prensa y actual cónsul de Petro en la capital de México, Andrés Hernández, uno de los sujetos más oscuros y viles del régimen social comunista que padece Colombia.
Abundan los ejemplos de personas que Petro ha enviado al servicio exterior para garantizar su silencio. Se trata de gente que sabe mucho y que es mejor mantener silenciada con el dulce bozal diolomatico. El corrupto Armando Benedetti es uno de ellos. Y Andrés Hernández, un tramoyero, encubridor y alcahuete de perversidades y perversiones del jefe de Estado, es otro.
El Consejo de Estado determinó que ese pelafustán no podía ocupar el cargo de cónsul en el DF, razón por la que dejó sin efectos el decreto por medio del cual había sido designado.
Petro, que ha dado sorprendentes muestras de ser un hábil marrullero, halló la manera de hacerle el quite a la decisión del contencioso administrativo. El resultado: Hernández continúa en el cacareado cargo que le supone un ingreso de poco más de U$10 mil dólares mensuales, libres de impuestos.
Ha trascendido una escalofriante noticia. El resumen: una humilde empleada del consulado a cargo de Hernández culminó sus labores y cuando se disponía a regresar a Colombia, le pidió a su jefe -al que además consideraba su amigo- que le transfiriera todos sus ahorros a la cuenta bancaria que se disponía a abrir una vez estuviera de vuelta en el país.
La desvalida mujer contaba con esos recursos, alrededor de $100 millones de pesos, para asegurar su vejez con un mínimo de dignidad.
Pero el dinero nunca llegó: el miserable Andrés Hernández, de acuerdo con lo que la víctima ha denunciado, se los robó.
Solo un canalla es capaz de robar a una pobre mujer que, ahora, no tiene como subsistir. Testigos y empleados del consulado aseguran que Hernández, en los meses posteriores al robo, se fue de paseo a Europa con el sujeto con el que tiene vida marital. También, aseguran, compró un carro nuevo. En eso se fue el dinero hurtado.
La sustentada denuncia periodística del caso, da cuenta de otros abusos y desfalcos perpetrados por ese bellaco. Quedó debiendo alquileres en Ciudad de México, no pagó por los daños que causó en los otros apartamentos que ha ocupado en esa ciudad y hasta se robó el dinero de una organización integrada por colombianos residentes en la capital mexicana.
Tremendo hampón tiene Petro en uno de los países más importantes de la región. Obviamente, Hernández seguirá en su cargo. El presidente no tomará medidas en su contra, como tampoco lo ha hecho con Benedetti que, a pesar de ocupar una dignidad diplomática, se dedica a reventar a golpes a su exmujer, y a pasearse borracho y drogado por las calles de Roma.
Hernández no es el único ratero al servicio del régimen. Valga recordar la revelación de este portal respecto de Laura Sarabia quien, como una carterista callejera, sustrajo la tarjeta de crédito de la cartera de una compañera de trabajo para hacer sus compras.
Colombia está en manos, y también representada en el exterior, por unos sucios rateros de la peor calaña.
Publicado: octubre 22 de 2024