Debo admitir que el culpable no es este gobierno, lo fue el de Andres Pastrana cuando su ministro Juan Camilo Restrepo dejándose intimidar por el poderoso sindicato que varios gerentes de la Caja Agraria dejaron fortalecer en exceso, en lugar de hacer el esfuerzo de ubicarlo en su sitio, decidió liquidar la institución, reemplazándola por el Banco Agrario, entidad eminentemente comercial.
Hasta donde yo conocí, laboré en la Caja Agraria por nueve años bajo la gerencia de Augusto Espinoza Valderrama y José Elías del Hierro y una junta directiva de primer orden, era una entidad impecable. En esa época teníamos ya cuatrocientas oficinas, todas con su almacén de Provisión Agrícola donde el campesino encontraba a precios competitivos los insumos necesarios para su explotación agropecuaria y se le brindaba asistencia técnica gratuita para el manejo adecuado de su crédito y cultivo y, salvo contadas excepciones, la cartera vencida jamás excedió el 8,5%.
Los gerentes regionales tenían la obligación de visitar todas sus oficinas, enterarse de sus problemas de instalaciones, cartera, comunicaciones y, en cada visita, ir a varias fincas de pequeños agricultores escogidos al azar dentro de los clientes.
Las primeras medidas tomadas por el banco agrario fueron: el cierre inmediato de muchas oficinas obligando al campesino a grandes desplazamientos para la obtención de su crédito o los insumos; en otros, se designó la tarea a incipientes corresponsales bancarios; se liquidó la provisión agrícola; la producción de semillas mejoradas; se entregó la asistencia técnica a ingenieros agrónomos y veterinarios particulares, pero a todos los niveles, desde el más pequeño campesinos hasta los medianos y grandes productores; y se suspendieron muchos servicios que para los particulares no era rentable atender; solo para mencionar algunos.
Vino también la liquidación del Idema e Inagrario, dejando el mercadeo agrícola también solo en la mano de inversionistas privados, que dejaron a la deriva los precios de sustentación y, por razones obvias, al pequeño campesino.
No es con discursos que se soluciona el problema, es analizando lo que funciona o funcionó en el pasado y darles a entidades modernas existentes las herramientas necesarias para solucionar los entuertos.
Se de una agrónoma indígena, que haciendo de lado algunas inconsistencias “ancestrales”, ha utilizado la última tecnología, incluyendo el uso de drones para el manejo de los cultivos, con éxito, aunque a ella le ha faltado apoyo para divulgar sus conocimientos y crédito adecuado.
¿Para la coca si se puede establecer respaldo y mercadeo para su compra?
El Rincón de Dios
“Pero ustedes, ¡manténganse firmes y no bajen la guardia, porque sus obras serán recompensadas!” 2 Crónicas 15:7