Fujimori, un héroe convertido en demonio

Fujimori, un héroe convertido en demonio

Cuando el desconocido ingeniero y profesor universitario Alberto Fujimori irrumpió en la política peruana, su figura fue recibida como una tabla de salvación de un país que estaba a punto de convertirse en un estado fallido. 

El Perú estaba sufriendo los estragos de la pésima administración de Alan García, responsable de la debacle económica y social en su país. Los analistas califican los años 80 como la década perdida para la nación suramericana. 

El PIB peruano se contrajo en más del 20% y la pobreza se extendió como un virus mortal, creciendo en un 55% durante los últimos años del régimen aprista de García. 

La moneda sufrió una monumental devaluación, que se agudizó cuando el gobierno impuso un absurdo control cambiario con el que pretendió fallidamente evitar la compra de dólares. 

Alan García salió del poder dejándole una herencia maldita a su pueblo: inflación superior al 1700%, una moneda inservible -cambió los viejos soles por los intis-, y el orden público patas arriba: las bandas terroristas, empezando por el MRTA –Movimiento Revolucionario Tupac Amarú- ejercían control real sobre el país. 

Con el comienzo de la década de los 90, llegaron las elecciones generales en las que todos los sondeos coincidían que el prestigioso escritor Mario Vargas Llosa sería en candidato ganador. Se creía que el maestro era la persona llamada para la reconstrucción nacional. 

Fujimori, que no contaba con mayores posibilidades ni apoyos en la clase política logró lo impensado: pasar a la segunda vuelta. 

En el cabeza a cabeza con Vargas Llosa, el chino -que el mote con el que se hizo popular en la campaña- logró conquistar electores de todos los segmentos. El resultado fue aplastante: ganó con más del 60%. 

Comenzó su gobierno con un importante capital político y acompañado por personas oscuras, como Vladimiro Montesinos, el paradigma de la corrupción y el crimen. 

Durante los primeros años de su ejercicio gubernamental, la huella de Montesinos fue imperceptible. Los peruanos estaban fascinados con un presidente decidido que puso en marcha medidas novedosas para recuperar la economía, política que fue conocida como el fujichoque. En pocos meses logró ralentizar la inflación. Paralelamente, eliminó la moneda introducida por su antecesor y recuperó al tradicional Sol peruano, al que le antepuso el adjetivo “nuevo”. 

La gran obra de Fujimori, y por lo que será recordado y evidentemente absuelto en el juicio de la historia, fue la lucha sin cuartel al terrorismo marxista que asfixiaba a su pueblo. 

El psicópata Abimael Guzmán, cabecilla del MRTA fue capturado. Los defensores de la libertad y de la democracia jamás olvidarán las imágenes del terrorista encerrado en una jaula y con uniforme a rayas. 

Fujimori le demostró a su país que sí era posible erradicar la plaga comunista. 

Pero en un santiamén pasó de héroe a villano. Sucumbió ante la fuerza adictiva del poder. Desconoció las reglas de la democracia y de la alternación. Su asesor Montesinos se encargó de corromper políticos, empresarios, periodistas. Todo terminó conociéndose porque aquel hampón tenía la sucia manía de grabar en video todas las reuniones en las que pagaba los sobornos.  

Subalternos suyos fueron sindicados de ordenar acciones criminales que desembocaron en violaciones a los derechos humanos. 

Los crímenes eclipsaron las granes epopeyas del régimen fujimorista, como el rescate de la embajada de Japón en Tokio, acción violenta liderada por el MRTA.

Fujimori, personalmente lideró la planificación y la puesta en marcha de la acción militar que permitió la liberación de los secuestrados y la baja de absolutamente todos los integrantes del comando terrorista. 

Alberto Fujimori no es el primero ni será el último héroe repudiado por su pueblo y castigado infamemente. Pasó los últimos años de su vida pagando una injusta condena en una ignominiosa guarnición militar. Recobró su libertad en diciembre del año pasado, para que pudiera morir en compañía de los suyos. 

Paz en la tumba del expresidente peruano que con tesón y verticalidad evitó que su país claudicara ante el terrorismo comunista. 

@IrreverentesCol

Publicado: septiembre 16 de 2024