Corrupción a toda máquina

Corrupción a toda máquina

Petro llegó al ecuador de su gobierno. Las cosas, como era previsible, le han salido mal. Sumada a su probada incapacidad administrativa, están sus vicios, depravaciones y adicciones. El gobierno ha sido catastrófico. La alteración en los ministerios, ha tenido una consecuencia obvia: la imposibilidad de planear y poner en marcha una política pública. Colombia está siendo gobernada por un hombre inculto, diletante, que recubre su incompetencia con despotismo y soberbia. 

Los únicos ministros que han estado al lado del presidente desde su posesión, son la comunista y farcpolítica Gloria Inés Ramírez -Trabajo- y la fundamentalista de extrema izquierda Susana Muhamad. 

Ministerios tan importantes como Transportes, Minas, Educación e Interior, han tenido, cada uno, tres responsables en menos de 24 meses. 

Petro es consciente de que ninguno de sus conmilitones socialcomunistas tiene la capacidad de impulsar sus proyectos en el Congreso de la República, donde las mayorías que ostentó al comienzo de su mandato se desvanecieron, razón por la que puso en marcha un sofisticado engranaje de corrupción a través de la UNGRD, comprando congresistas y a los presidentes del Senado y la Cámara.

Consciente de que los liberales son los maestros cuando de corromper conciencias se trata, acudió a Alfonso Prada y después a Luis Fernando Velasco para que ellos, desde el ministerio del Interior, se encargaran de comprar los votos en el Congreso. 

Velasco está con un pie en la cárcel. Es seguro que el ahora exministro de Interior, huésped habitual de los recintos administrados por el INPEC, terminará respondiendo por los delitos cometidos por los delincuentes confesos Sneyder Pinilla y Olmedo López.

A pesar de que muchos de sus inmediatos colabores, o mejor, socios de fechorías, están a punto de caer en las manos de la justicia, Petro decidió jugársela a fondo y, en vez de enmendar la tarea, resolvió vincular a su gobierno al decano de la corrupción y la politiquería, Juan Fernando Cristo, conocido de autos por sus artimañas. El, junto a Vargas Lleras y otros santistas de primer orden, se encargó de materializar la macrooperación de corrupción política con la que se “legalizó” el acuerdo ilegal de Juan Manuel Santos con la banda terrorista de las Farc. 

Con Cristo como ministro del Interior, los colombianos serán testigos de la más burda y descarada campaña corruptora de la historia su país. Como el asunto trasciende los linderos del Congreso, habrá que aceitar periodistas y “líderes de opinión”. Para esa tarea, Cristo contará con el apoyo de su socio Juan Mesa, un tipo siniestro y sin límites, capaz de hacer hasta lo impensable. No hay artículo del código penal que amilane a Mesa. 

En esta segunda mitad del gobierno de Petro, cuando muchos pensaban que era imposible que la corrupción se extendiera más, ahora sí que verán cómo la podredumbre se extiende y penetra los rincones más inaccesibles de la sociedad, todo por orden de Petro y bajo el mando del pérfido Juan Fernando Cristo. 

@IrreverentesCol

Publicado: julio 23 de 2024