La táctica de Petro es evidente: volcar a las calles a sus fuerzas de choque -Primera Línea- para intimidar a las instituciones que no marchen a su ritmo.
Lo que sucedió la semana pasada en el palacio de justicia es un claro ejemplo. El presidente colombiano esperó a que la corte suprema de justicia adelantara las rondas de votación para la elección de fiscal. Apenas supo que ninguna de las postuladas alcanzó el mínimo requerido, dio vía libre para que una horda de vociferantes sitiara a los magistrados, impidiendo el ingreso y la salida de la sede de la rama judicial de Colombia.
La protesta no fue pacífica ni espontánea. Los sediciosos tenían instrucciones precisas de dejar sentado un mensaje mafioso: si los magistrados no satisfacen los deseos del mandatario, tendrán que soportar hostigamientos de toda naturaleza. Por ahora empezaron con la limitación de su locomoción, pero que nadie se extrañe si en las próximas semanas los “activistas” -sicarios morales- del petrismo desatan una ignominiosa campaña de desprestigio contra los togados.
Pareciera entonces que la consigna es que ellos, los magistrados, tendrán que elegir de la terna propuesta a las buenas o a las malas. Una grave señal de invasión a la autonomía de la rama judicial.
Petro, contra todas las evidencias que el país conoce, insiste en que los hechos de la semana pasada no ocurrieron, y que los magistrados no fueron constreñidos ni asaltados.
El propio presidente de la corte, Gerson Chaverra, contradijo al jefe de Estado al decir que no se le puede restar trascendencia y gravedad a esa deleznable situación porque “evidentemente fue un hecho de agresión y de violencia contra la corte suprema de justicia y contra los magistrados… porque la corte fue sitiada, las puertas fueron bloqueadas…”.
La próxima sesión de votación tendrá lugar el jueves de la semana entrante. Y esa jornada será una importante ocasión para comprobar si las intimidaciones surtieron efecto o no. Si los magistrados, que hasta ahora han votado mayoritariamente en blanco, eligen a una de las ternadas, significará que las vías de hecho implementadas por el Ejecutivo fueron eficaces. Si ese escenario llegara a presentarse, se sentaría un precedente nefando, pues el gobierno, en adelante, sabrá que, a través de la violencia, logrará poner de rodillas a las demás ramas del poder.
Pero si la corte se mantiene en la raya, el mensaje será inequívoco en el sentido de que la terna es inviable, y las integrantes de la misma deberán valorar con ponderación la situación, al confirmar que, efectivamente, sus nombres no garantizan el presupuesto fundamental de independencia que se requiere para ejercer el cargo de fiscal general de la nación.
Petro, mientras tanto, ni moderará ni aplacará sus impulsos violentos. Seguirá atacando a la nueva fiscal general encargada y continuará lanzando a sus matones a las calles a través de “estallidos sociales” perfectamente planificados y estimulados desde su oficina.
Publicado: febrero 14 de 2024